viernes, 9 de mayo de 2014

Más de "La risa de la medusa" - Hélene Cixous



"La escritura es, en mí, el paso, entrada, salida, estancia, del otro que soy y no soy, que no sé ser, pero que siento pasar, que me hace vivir -que me destroza, inquieta, altera - quién? una, uno, unas? varios, del desconocido que me despierta las ganas precisamente de conocer a partir de las que toda vida se eleva. Tal poblamiento no permite descanso ni seguridad, enrarece la relación con lo "real", produce efectos de incertidumbre... Es angustiante? consume y para los hombres esta permeabilidad, esta no exclusión es la amenaza, lo intolerable"

"la "posesión" no es deseable para un imaginario masculino. Ella puede amarle por ser otro sin suponer sumisión de sí...

Contradictoria, sí... No ser del fin, sino del alcance...



La escritura que se atreve a vertiginosa travesía de otros, efímeras, apasionadas estancias en él, ellos, ellas, que habita el tiempo suficiente para mirarles lo más cerca posible del inconciente y amarles lo más cerca posible de la pulsión y acto seguido, más lejos, completamente impregnada de esos breves abrazos, ella va y pasa al infinito. Ella sola se atreve y quiere conocer desde dentro, donde ella, la excluida no ha dejado de oir el eco del pre-lenguaje. Deja hablar la otra lengua de las mil lenguas que no reconoce ni el muro de la muerte. No niega nada a la vida. Su lengua no contiene, transporta; no retiene, hace posible. Su enunciación es ambigua, percibiéndose ser - la maravilla de ser varias; no se defiende de sus desconocidas de las que se sorprende, gozando de su don de alterabilidad. Soy Carne espaciosa que canta: en la que se injerta nadie sabe qué yo (femenino, masculino) más o menos humano pero ante todo, vivo por su transformación.

La veo "comenzar". Eso se escribe, esos comienzos que no dejan de seducirla. Eso puede y debe escribirse.
Hay un suelo, es su suelo -infancia, carne, sangre brillante -o fondo. Un fondo blanco, inolvidable, olvidado y ese suelo, cubierto por una cantidad infinita de estratos, de capas , de hojas de papel, es su sol. Y nada puede apagarlo. La luz femenina no procede de arriba, no cae, no sorprende, no atraviesa. Irradia; es una ascensión, lenta, suave, difícil, absolutamente imparable, dolorosa que avanza, que impregna las tierras, que filtra, brota y finalmente desgarra, humedece, separa las espesuras, los volúmenes. Desde el fondo, luchando contra la opacidad. Esta luz no detiene, abre y veo que, bajo esta luz, ella mira muy cerca y percibe los nervios de la materia. De los que no tiene ninguna necesidad. Su despertar no es una erección. Sino difusión. No es el trazo. Es la nave. Que escriba! Y su texto, buscándose, se conoce más que carne y sangre, pasta amasándose, levantándose, insurrecional, con ingredientes sonoros, perfumados, combinación agitada de colores flotantes, follajes y ríos, lanzándose al mar que alimentamos (...)

Más o menos aladamente mar- tierra, desnuda qué materia nos repelería? Todas sabemos palparlas. Hablarles. Heterogénea, sí, para su gran suerte, erógena, es la erogeneidad de lo heterogéneo; no se aferra a sí misma, la nadadora aérea, la que vuela/roba. Prófuga, asombrosa, deseosa y capaz de otra, de la otra mujer que será, de la otra que no es, de él, de ti..."



domingo, 4 de mayo de 2014

La llegada a la escritura (fragmentos) Helene Cixous




Continuidad, abundancia, deriva, ¿es esto específicamente femenino? Así lo creo. Y cuando semejante torrente se escribe desde un cuerpo de hombre, significa que en él la feminidad no está prohibida.
Que él no fantasea su sexualidad alrededor de un grifo.
No le preocupa quedarse sin agua, no recurre a su bastón mosaico para escalar los peñascos.
Dice: "Tengo sed", y la escritura brota.

Hundirse en la propia noche, tener con lo que sale de mi cuerpo la misma relación que con el mar, aceptar la angustia de la sumersión.

Hacer cuerpo con el río hasta los rápidos más bien que con la barca, exponerse
a este peligro, es un goce femenino.

Mar, tú retornas al mar,  y ritmo al ritmo. Y el constructor: de polvo en polvo a través de sus monumentos
erigidos.

La feminidad de un texto no se deja reunir en conjunto ni señalar con flechas.
¿Quién le pasará el freno a la divagación? ¿Quién traerá el afuera a los muros?

Como si yo viviera en conexión directa con la escritura, sin red.(?)
En mí el canto pero que, apenas emitido, accede al lenguaje: un flujo inmediatamente texto.

No hay corte, sin sentido, con sentido (?) sanción, todo está escrito desde siempre,
todos los sentidos están echados.

Más tarde si salgo de mis aguas toda chorreante de mis placeres, si vuelvo a remontar mis riberas, si observo desde mi orilla los retozos de mis peces sueños, percibo las figuras innumerables  que producen en su danza;  ¿no basta que corran nuestras aguas de mujeres para que se escriban sin cálculo nuestros textos salvajes y populosos?

Nosotras mismas en la escritura como los peces en el agua, como los sentidos en nuestras lenguas y la
transformación en nuestros inconscientes. "

de "La llegada a la escritura" Helene Cixous

jueves, 1 de mayo de 2014

A quien pudiera interesar... José Emilio Pacheco (1939 - 2014)

Que otros hagan aún
el gran poema
los libros unitarios
las rotundas
obras que sean espejo
de armonía

A mí sólo me importa
el testimonio
del momento que pasa
las palabras
que dicta en su fluir

el tiempo en vuelo

La poesía que busco
es como un diario
en donde no hay proyecto ni medida 



Todo ha cambiado hasta la irrealidad;
Cómo fantasía alguna fue capaz
De imaginar cuanto hay ahora, todo lo que es

                                                                            *de Siglo pasado

(Y ya no es...elogiemos la fugacidad!)



Mar eterno

Digamos que no tiene comienzo el mar
Empieza donde lo hallas por vez primera
y te sale al encuentro por todas partes.


El mar sigue adelante

Entre tanto guijarro de la orilla
no sabe el mar
en dónde deshacerse
...

Y cada ola quisiera ser la última
quedarse congelada
en la boca de sal y arena
que mudamente
le está diciendo siempre:
Adelante


Aceleración de la historia

"Escribo unas palabras
y al mismo
ya dicen otra cosa
significan
una intención distinta
son ya dóciles
al Carbono 14
Criptogramas
de un pueblo remotísimo
que busca
la escritura en tinieblas."


Alguien te sigue a veces en silencio.
Las cosas nunca dichas
Se transforman en actos.
Atraviesas la noche en las manos del sueño,
Pero el otro, implacable,
No te abandona: lucha
Contra la irrealidad, la falsa vida
Donde todo es ocaso.

Frágil perseguidor que eres tú mismo,
Lo has obligado a ser, en guardia siempre,
El minucioso espejo que no olvida.


Memoria

No tomes muy en serio
lo que te dice la memoria.
A lo mejor no hubo esa tarde.
Quizá todo fue autoengaño.
La gran pasión
sólo existió en tu deseo.
Quién te dice que no te está contando ficciones
para alargar la prórroga del fin
y sugerir que todo esto
tuvo al menos algún sentido.


El Silencio

La silenciosa noche. Aquí en el bosque
No se escuchan rumores.
Los gusanos trabajan.
Los pájaros de presa hacen lo suyo.
Pero yo no oigo nada.
Sólo el silencio que da miedo. Tan raro,
Tan escaso se ha vuelto en este mundo
Que ya nadie se acuerda de cómo suena,
Nadie quiere
Estar consigo mismo un instante.
Mañana
Dejaremos la verdadera vida para mañana.
No asco de ser ni pesadumbre de estar vivo:
Extrañeza
De hallarse aquí y ahora en esta hora tan muda.
Silencio en este bosque, en esta casa
A la mitad del bosque.
¿Se habrá acabado el mundo?

                                                *de Geometría del espacio


La flecha

No importa que la flecha no alcance el blanco
Mejor así
No capturar ninguna presa
No hacerle daño a nadie
pues lo importante
es el vuelo la trayectoria el impulso
el tramo de aire recorrido en su ascenso
la oscuridad que desaloja al clavarse
vibrante
en la extensión de la nada.

La lengua de las cosas debe ser el polvo donde se comunican sin
Hablarse.
El polvo o la sombra que proyectan.

Demencia de las cosas cuando su voluntad se rebela
Y se esconden frenéticas o se niegan a funcionar obstinadas.
Únicos medios de rebelión a su alcance,
Únicas formas de decirnos que no somos sus amos,
Aunque tengamos el poder
De destruirlas y olvidarlas.

Piedra


Lo que dice la piedra
sólo la noche puede descifrarlo
Nos mira con su cuerpo todo de ojos
Con su inmovilidad nos desafía
Sabe implacablemente ser permanencia
Ella es el mundo que otros desgarramos


Los elementos de la noche


Bajo el mínimo imperio que el invierno ha roído
se derrumban los días, la fe, las previsiones.
En el último valle la destrucción se sacia
en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.
La lluvia extingue
el bosque iluminado por el relámpago.
La noche deja su veneno.
Las palabras se rompen contra el aire.
Nada se restituye, nada otorga
el verdor a los campos calcinados.
Ni el agua en su destierro
sucederá a la fuente
ni los huesos del águila
volverán por sus alas.




El reposo del fuego

                                  (a Heráclito)

Pero el agua recorre los cristales
musgosarnente :
ignora que se altera,
lejos del sueño, todo lo existente.
Y el reposo del fuego es tomar forma
con su pleno poder de transformarse.
fuego del aire y soledad del fuego.
al incendiar el aire que es de fuego.
Fuego es el mundo que se extingue y prende
para durar (fue siempre) eternamente.
Las cosas hoy dispersas se reúnen
y las que están más próximas se alejan:
Soy y no soy aquel que te ha esperado
en el parque desierto una mañana
junto al río irrepetible en donde entraba
(y no lo hará jamás, nunca dos veces)
 la luz de octubre rota en la espesura.
Y fue el olor del mar: una paloma,
como un arco de sal,
ardió en el aire.
No estabas, no estarás
pero el oleaje
de una espuma remota confluía
sobre mis actos y entre mis palabras
(únicas nunca ajenas, nunca mías):
El mar que es agua pura ante los peces
jamás ha de saciar la sed humana.


José Emilio Pacheco Berny
(Ciudad de México 30 de junio de 1939 - 26 de enero de 2014)
poeta, ensayista, traductor, novelista y cuentista mexicano integrante de la llamada
"Generación de los cincuenta" o "Generación de medio siglo".