lunes, 23 de junio de 2014

Margaret Atwood





"Esta es la palabra que usamos para taladrar agujeros. Tiene el tamaño justo para esos tibios
huecos del discurso, para esos vacíos en forma
de corazón que no se parecen a los corazones de verdad. Si le añades encaje,
puedes venderla.
También la escribimos en el único
espacio vacío del impreso que viene sin instrucciones. Hay revistas enteras que no
tienen mucho más que la palabra amor; puedes
frotártela por todo el cuerpo y también puedes cocinar con ella.
Cómo sabemos que no es lo que sucede en las divertidas orgías de las babosas bajo cartones mojados?
Y los semilleros de malas hierbas que asoman sus tercos hocicos entre las lechugas, también la gritan.
Amor, Amor! cantan los soldados, levantando
al saludar sus brillantes cuchillos.
Pero luego nosotros dos.
La palabra nos parece demasiado corta, sólo tiene cuatro letras,
es demasiado austera para llenar esos vacíos profundos
y desnudos entre las estrellas
que oprimen con su sordera.
No evitamos caer en el amor, sino en ese miedo.
Esta palabra no es suficiente pero tendrá que bastarnos.
Es una sola vocal en este silencio metálico;
una boca que dice oh, una y otra vez,
con asombro y dolor, un suspiro,
un dedo asido a un acantilado.
Puedes agarrarte o dejarte caer"



....



Ver con claridad los hechos de este mundo
es ver a través de las lágrimas;
¿por qué decirme entonces
que mis ojos no ven bien?

Ver claramente y sin estremecerse
sin apartar la vista,
esto es una agonía, como tener los ojos abiertos
a cinco centímetros del sol.

¿Que ves entonces?
¿Es un mal sueño, una alucinación?
¿Una visión?
¿Qué es lo que oyes?
La cuchilla atravesando el ojo
es un detalle de una vieja película.
Es también una verdad.
Dar testimonio de tu saber."


Margaret Atwood

sábado, 21 de junio de 2014

De diosas/es y mitología (Shinoda Bolen) - Diosas oscuras (Germana)



«Cuando descubres, con la edad, la cantidad de cualidades y potencial que hay dentro de ti, te entran ganas de convertirte en bruja...».
Jean Shinoda Bolen Del Libro "Las brujas no se quejan" - Jean Shinoda Bolen
(Doctora en medicina, psiquiatra, analista junguiana y escritora)





Jean Shinoda Bolen en sus libros "Las diosas de cada mujer", "Las diosas de la mujer madura" y "Los dioses de cada hombre" propone entender y pensar aspectos femeninos y masculinos representados por imágenes míticas arquetípicas que resultan muy clarificadoras como potenciales partes de nosotros mismos a desarrollar.

En cada mujer habitan varias deidades. Y sin ser concientes de ello, las despiertan y activan a lo largo de toda su vida. La amante Afrodita, la guerrera Atenea, la madre Deméter o la esposa Hera, son sólo algunas de las imágenes que retornan desde la antigua mitología grecorromana para inspirar y guiar a las mujeres.

Las diosas son patrones potenciales que se hallan en la psique, aunque en cada mujer concreta algunos de estos patrones están más activados (energizados o desarrollados) y otros menos. Sucede que cuanto más compleja es una mujer, más probable es que tenga dentro de sí muchas "diosas activas"

Cuando una mujer comprende sus propios patrones internos puede llegar a superar toda una serie de dicotomías restrictivas, tales como: masculino/femenino, madre/amante, profesional/ama de casa. Estos patrones internos toman la forma de siete diosas arquetípicas que son otros tantos tipos de personalidad. Se trata de que cada mujer identifique a sus diosas dominantes (que van desde la autónoma Artemisa y la fría Atenea hasta la nutritiva Deméter y la creativa Afrodita, pasando por Hera, diosa del matrimonio o Perséfore, reina del mundo subterráneo o Hestia, prototipo de la mujer paciente.




"Anochece
buen momento para jugar con lo Oculto
para descubrir las Diosas Oscuras, dormidas, olvidadas en la Sombra,
traerlas a la luz demanda coraje para enfrentar lo que nunca quisimos ver
y energía para transformarlas en aliadas
y a cambio obtener su Poder, sus Secretos
cuántas de ellas habitan en mí, cómo son esos rostros que nunca me atrevía a mirar
y pienso si me animaré a descender a ese mundo subterráneo de miedos y limitaciones
pero a la vez lleno de sabiduría, del cual no podré escapar si deseo realmente unir los fragmentos de mí misma
y el riesgo es perderse allí, sin encontrar la salida del laberinto o peor aún no poder abrazarlas para traerlas a la luz,
no poder integrarlas dejando que me devoren.
Pero el riesgo siempre existe y es lo que alimenta la magia de las batallas personales.
Entonces me encuentro con ellas en la noche del solsticio.
Lilith la mas antigua mujer, divinidad alada, espíritu del viento
Lilith la que huye, la que siempre se va
Mi Lilith es libre y esto asusta a aquellos que no la conocen
en su vuelo se refleja lo femenino más profundo que no puede ser sometido por nada ni por nadie.
Lilith la tentadora, la que nos incita a ir más allá de nuestro límites, la transgresora,
la que me hace preguntar cuanto podré alejarme de mi, sin traicionar lo que realmente soy
Lilith me lleva por el filo de la oscuridad y de su mano aprendo a andar a tientas, avanzo, dejo de mirar hacia atrás.

La noche del tiempo, tiempo circular y eterno, siempre el mismo instante detrás nuestro,

siempre el mismo instante por venir.
Y ahora estoy en Avalon, junto a Morgana, bruja perversa y hechicera, curadora de todas las heridas,
marginada por su fortaleza, condenada por su sabiduría. Morgana
lo femenino se vuelve dureza, su poder reside en sobreponerse a todas las pruebas, a todos los golpes de la vida,
junto a ella visito la isla de Avalon, el cielo de Arturo, el eterno sitio donde las heridas se sanan con amor incondicional,
reino interior donde regreso en busca de calor..

Diosas oscuras, perdidas, olvidadas, temidas,

muchos caminos recorremos para deshacernos de ellas pero es en vano
la mirada de la Noche se necesitará siempre, para iluminar los cielos del Alma,
para festejar el regreso de la Luz..."

Ma Deva Aja (Germana)



Las diosas de la mitología griega:

Atenea La mujer guerrera, inteligente, práctica y estratega.
Afrodita. Arte y amor. Un ser alquímico.
Hera. El poder del matrimonio sagrado.
Deméter. La gran Madre Universal.
Perséfore. Ser hija y doncella del submundo.
Artemisa. Diosa de la caza y la luna, protectora de la naturaleza. Hermana feminista.
Hestia. El fuego del hogar. Centrada en sí misma, completa.

Los dioses de la mitología griega:

Zeus. rey de los cielos. El gran patriarca.
Apolo. Imperio del Sol. El que traza metas y las cumple.
Hermes. Mensajero de los dioses y guía de los espíritus.
Dionisos. Dios del Extasis. Sexo, vino y música.
Hefestos. Dios de la Forja y el trabajo manual. El artífice.
Ares. Dios de la Guerra. Amante y apasionado.
Poseidón. Dios de los mares. Emociones profundas.
Hades. Dios el submundo. Viaje al inconciente




La toma de conciencia y el desarrollo de estos arquetipos internos, saber en que consisten los arquetipos de las diosas(y dioses) así como su armonización, conducirán a la mujer a la plenitud psíquica. Cuando logra equilibrar sus opuestos después de un trabajo interno, balanceando sus "diosas internas" integra a sus deidades con todos sus rasgos positivos y negativos y logra mayor conciencia y crecimiento espiritual. Estas son las bases conceptuales del trabajo de Shinoda Bolen en su libro "Las diosas de cada mujer".

La propuesta de esta psicoanalista junguiana ayuda a entender y pensar aspectos femeninos representados por imágenes míticas que resultan muy clarificadoras de los distintos estilos de las mujeres.


Atenea, la estratega

Es la diosa de la inteligencia, la sabia y la guerrera, la pragmática. La que es capaz de valerse de su inteligencia e intuición para resolver conflictos y enfrentarse a la vida. Es perspicaz, intuitiva, realista y muy diplomática, pues se vale de las alianzas para lograr sus objetivos. Preferirá la compañía de los hombres, pues sus conversaciones le interesan mucho más. Trabaja a gusto con ellos, sabe conversar de cualquier tema masculino y nunca entra en enredos emocionales ni sexuales. Encarna la colega perfecta, la mano derecha del jefe, la confidente de Apolo, que no busca intimidad emocional. Como esposa y madre seguirá siendo una estratega y administradora de la casa, y siempre elegirá a héroes como futuros esposos; a hombres triunfadores, intelectuales y ambiciosos, pues el poder es su mejor afrodisíado, además, entenderá el matrimonio como otra alianza más, sin profundizar en los sentimientos. También llevará puesta su coraza y será completamente impermeable a los celos. La carencia de Atenea se debe a que ha separado su centro de acción de su centro de sentimiento. Sacrifica al amor y al placer en el altar del deber. La sabiduría e intuición sólo sabe emplearla para el trabajo o los negocios, no para conectar con su fuente interna y llegar a ser la mujer tan completa que en potencia es. Necesita entregarse a los placeres con Afrodita y rescatar a la niña interior, que le dará la capacidad para disfrutar de los pequeños detalles de la vida. Una mujer Atenea, que vive en su cabeza mas que en su corazón y es incapaz de disfrutar de la vida, necesita invocar a Afrodita, bailando, utilizando su creatividad con un pincel y una paleta de colores o simplemente saliendo y arreglándose.

Artemisa, diosa de la luna

Como diosa de la caza y de la luna, personifica el espíritu femenino independiente. Es el arquetipo que permite a una mujer lograr sus propias metas en el terreno que ella misma elija. LA mujer Artemisa se siente completa sin un hombre. También representa a la hermana y este es el atributo que la lleva a solidarizarse con otras mujeres y defender sus derechos. Encarna las cualidades idealizadas por el Feminismo; realización y competencia, independencia de los hombres y sus opiniones, y preocupación por las mujeres oprimidas. Artemisa tiene una tendencia a sentir esos principios y causas y realizarlos, siempre fiel a los mismos. Quizás haya crecido en un hogar machista, en el que dieran prioridad a los hombres, relegándola a las tareas domésticas, situación ante la cual se rebeló. Le encanta la naturaleza, ponerse sus vaqueros y mochila a la espalda y salir a explorar bosques, montañas y selvas. La carencia de Artemisa es que "le da miedo ser mujer y, en el mundo exterior, se desconecta de sus sentimientos" Esa es la causa de que muchas feministas se olviden de su parte seductora o de su capacidad nutricia y consideren al hombre como su enemigo, aunque se comporten en muchas ocasiones como él. Para que una Artemisa alcance su plenitud ha de abrirse a las emociones y aprender a amar. El arquetipo de la madre podría ayudarla, y una Afrodita le pondria en contacto con su sexualidad, enseñándole que el amor puede vencer todas las barreras.

Afrodita, el Amor

Es una diosa alquímica, ya que sus experiencias con otros son profundamente transformadoras. Esta deidad lleva a la mujer que la encarna al disfrute de su cuerpo y sexualidad plena con el ser amado. No sólo es belleza sino capacidad de generar belleza, por lo cual todo lo que ella hace se ve inundado por la creatividad: desde los juegos con sus hijos, al arte, la cocina o cualquier actividad. Esta diosa aparece en toda mujer que se enamora. Se trate de una Atenea concentrada en su trabajo o una Deméter centrada en sus hijos, la entrada de Afrodita en su vida convertirá al nuevo amor o la nueva obra artística en una prioridad. Su imaginación creando situaciones que rompan la rutina. Apasionada por la naturaleza y conectada a sus sentidos y emociones, ama a todos intensamente y goza de aquello que se relacione con la sensibilidad; pero también es una mujer incompleta si carece de otros arquetipos que la equilibren. No tiene perspectivas de futuro, es impulsiva y no piensa en las consecuencias. También tiende a ser promiscua e infiel. Puede ser el blanco de las mujeres Hera, envidiosas de su belleza y magnetismo. También el hombre puede hacerle daño, ya que tiende a enamorarse del arquetipo Ares (el guerrero) que por celos puede maltratarla; de Hefesto, el artesano que, demasiado centrado en su arte, la hace sentir abandonada; o de Zeus, el patriarca, que la trata como un capricho, utilizándola sexualmente. Le hace falta potenciar la fidelidad y el compromiso propios de Hera. También necesita a Artemisa para dirigirla hacia objetivos concretos y ponerle límites; de Atenea que la haga reflexionar antes de actuar y de Hestia que la conecte con su alma. A consecuencia de los supuestos avances del feminismo algunos arquetipos han sido cuestionados y otros han sido venerados. Para las mujeres signadas por el arquetipo Atenea, llegar a integrar a Afrodita, su opuesta, puede ser un camino tortuoso. Es una tarea de vida restaurar la unidad, integrar la sombra y honrarla. Las obligaciones y necesidades consumista y materialistas de la época dilatan ese propósito. Ese desequilibrio no sólo puede paralizar a la mujer en su vida, sino paralizar incluso los cambios sociales. Muchas feministas tienen temor de actuar si no es dentro de una institución lo que manifiesta una atadura más al mandato patriarcal. Existe en ellas demasiado miedo y materialismo. Menos amor, menos sensualidad, menos creación, mayor aridez y frialdad. El desafío de nuestra época es integrar el placer, el juego, la sensualidad, la amistad. Estamos demasiado ocupadas para salir, para amar, para jugar.

Hestia, la diosa de la interioridad, la diosa del hogar.

Es la que nos enseña la habilidad de encontrar paz y serenidad sin esperar que alguien la provea. Es la diosa con quien queremos estar cuando anhelamos tener tiempo para estar solas, cuando la soledad es un santuario. El fuego simbólico de Hestia es el centro espiritual o la presencia interior que ilumina y acoge el cuerpo y la mente. Pero Hestia desaparece en una cultura competitiva. Hace poco, conversando con un grupo de amigas les pregunté si, de poder elegir preferirían envejecer y volverse sabias o bien mantenerse por siempre jóvenes. Algunas en broma y otras no tanto, eligieron la segunda opción. Por qué nos cuesta tanto aceptar perder la lozanía? Es que envejecer significa aceptar el cambio y las pérdidas, por lo tanto es lógico que haya resistencias. Pero si además de ver nuestra cara con arrugas y constatar que los hombres ya no se dan vuelta a mirarnos podemos celebrar nuestros aspectos sabios y compasivos, entonces comprenderemos que cedemos algo para ganar otras cosas. y a medida que el tiempo pasa, si una es sabia o tiene suerte se descubrirá valiosa por cosas que tienen que ver con su profundidad y que no se ven cuando entra en una sala, pero allí están, brillando en su interior.

La reflexión sobre los tiempos que corren y los arquetipos continúa.


A Afrodita, diosa del amor y la belleza, la ubico en una categoría por derecho propio como diosa alquímica, una calificación adecuada para el proceso mágico o poder de transformación que ella, por sí sola posee. Según la mitología griega, Afrodita era una presencia sobrecogedora que hacía que los mortales y las deidades ( a excepción de las 3 diosas vírgenes) se enamorasen y concibieran nueva vida. Como Pigmalión, convirtió una estatua en una mujer viva (por el contrario, Atenea convertía a las personas en piedra) Era ella quien inspiraba la poesía y los discursos persuasivos simbolizando el poder transfomador y creativo del amor. Aunque tiene algunas características comunes con las diosas vírgenes y con las diosas vulnerables, no pertenece a ninguno de estos grupos. Como la diosa que tuvo más relaciones sexuales, definitivamente Afrodita no fue una diosa virgen, a pesar de que se parecía Artemisa, Atenea y Hestia en hacer lo que le placía. Tampoco fue una diosa vulnerable a pesar de que se parecía Hera, Deméter y Persérfore en estar vinculadas a deidades masculinas y/o tener hijas/os.

Sin embargo, a diferencia de ellas, Afrodita nunca fue escogida como víctima y no sufrió como tal. En todas sus relaciones, los sentimientos de deseo fueron recíprocos; nunca fue la víctima de la pasión indeseada de un hombre por ella. Valoraba más la experiencia emocional con los demás que su independencia de ellos (que era lo que motivaba a las diosas vírgenes) o los vínculos permanentes (que caracterizaba a las diosas vulnerables)

En tanto que diosa alquímica, tiene en común algunas similitudes con las otras dos categorías, aunque es intrinsecamente diferente de ambas. Para Afrodita, las relaciones son importantes, pero no como compromisos a largo plazo con otras personas (característicos de las diosas vulnerables) Afrodita busca consumar relaciones y generar nueva vida. Este arquetipo puede expresarse a través de la relación física o un proceso creativo. Lo que ella busca difiere de lo que buscan las diosas vírgenes, pero se parece a ellas en que es capaz de centrarse en lo que para ella tiene personalmente sentido; los demás no pueden apartarla de su meta. Y en cuanto que lo que ella valora es puramente subjetivo y no puede medirse en terminos de exito o de reconocimiento.

Afrodita es paradojicamente muy similar a la anónima e introvertida Hestia, que, aparentemente es la diosa menos parecida a Afrodita. Cualquier persona que sea impregnada de belleza por Afrodita es irresistible. Se produce una magnética atracción, una "química" especial entre dos personas, y desean la unión por encima de cualquier otra cosa. Sienten un impulso de acercarse, de llegar al coito, a la consumación del acto, "conocer" al otro, según el término bíblico. Aunque este ímpetu puede ser puramente sexual, el empuje suele ser más profundo y representa un impulso psicológico y espiritual. El término coito está relacionado con comunicación o comunión; consumación sugiere una incitación a la realización o perfección; unión es fundirse juntos como una misma persona y conocer es entender realmente al otro. El deseo de conocer y de ser conocido es lo que produce Afrodita.  Si este deseo conduce a la intimidad física, de ella puede seguirse la fecundación y una nueva vida. Si la unión es también mente, corazón y/o espíritu, se crea un nuevo crecimiento en las esferas psicológicas, emocional y espiritual.

Cuando Afrodita influye en una relación, su efecto no se limita a lo romántico o lo sexual. El amor platónico, la conexión del alma, la amistad profunda, la relación, la comprensión empática son, todas ellas, expresiones del amor. Allí donde se genere crecimiento, se apoye una visión, se desarrolle el potencial, se aliente una chispa de creatividad, como sucede en la actividad de hacer de mentor/a, consejero/a, padres o la actividad de dirección, enseñanza, edición, psicoterapia y análisis, allí está Afrodita influyendo en las personas involucradas.

La calidad de la conciencia que se asocia con Afrodita es única. Las diosas vírgenes se asocian con la conciencia centrada y son arquetipos que posibilitan que las mujeres se concentren en lo que tiene importancia para ellas. La receptividad de las diosas vulnerables está igualada por su conciencia difusa. Pero Afrodita tiene una cualidad de conciencia propia, que yo llamo la conciencia de Afrodita: está centrada, pero es receptiva, este tipo de conciencia incorpora el objeto de atención y se ve afectada por éste. La conciencia de Afrodita se centra más y es más intensa que la conciencia difusa de las diosas vulnerables. Es una conciencia más receptiva y atenta al objeto de su atención que la conciencia centrada de las diosas vírgenes. Así pues, no es ni como la lámpara de un cuarto de estar, que ilumina todo lo que cae dentro del radio de su brillo, con una luz cálida y suave, ni como un foco o un rayo láser.

La conciencia Afrodita es como las luces de un teatro qe iluminan el escenario. Lo que mantenemos a la luz de las candilejas refuerza, dramatiza o magnifica el impacto de la experiencia sobre nosotros. Incorporamos lo que vemos y oimos y reaccionamos a ello. Esta iluminación especial contribuye a extasiarnos ante una sinfonía, conmovernos ante una obra de teatro o las palabras de un orador; los sentimientos, las sensaciones impresiones y recuerdos salen de nosotros en respuesta a lo que vemos y oímos. A su vez, los que están en escena pueden llegar a ser inspirados por la audiencia y dinamizados por la relación que sienten que se dirige hacia ellos.

Lo que está "a la luz de los focos" absorbe nuestra atención. Somos arrastrados sin esfuerzo hacia lo que vemos y permanecemos relajados en nuestra concentración. Veamos lo que veamos, bajo la luz dorada de la conciencia Afrodita, se vuelve apasionante; el rostro o el carácter de una persona, una idea acerca de la naturaleza del universo o la cualidad traslúcida y la forma de una taza de porcelana.

Cualquiera que se haya enamorado alguna vez de una persona, un lugar, una idea o un objeto enfoca su atención sobre ellos con la conciencia Afrodita. Pero no todos los que utilizan esta conciencia están enamorados. El modo "enamorado" de Afrodita de considerar a la otra persona como si ésta fuera fascinante y bella es característico de las mujeres que personifican el arquetipo, y es una manera natural de relacionarse y de tener información para muchas mujeres (y hombres) a las que les gusta la gente y enfocan deliberadamente toda su atención sobre ésta.

Las mujeres de este tipo incorporan a las personas de la misma manera que un conocedor de vinos considera y toma nota de las características de un ben vino nuevo. Para apreciar totalmente esta metáfora, puede imaginarse a un enólogo disfrutando del placer de familiarizarse con un vino desconocido. Esta persona alza la copa a la luz para observar el color y claridad del vino. Inhalar el "bouquet" y toma un ligero sorbo para apreciar el carácter y cuerpo del vino; además saborea el gusto que queda después. Pero sería un error pensar que la "atención amorosa" y el interés que ha puesto en el vino significa que el vino en cuestión sea especial, de valor, incluso que le haya gustado. Esta es la equivocación que suelen cometer las personas que responden a una mujer que utiliza esta conciencia. Al caer en el brillo de su atención, la sienten cautivadora y atractiva, como si ella activamente les hiciera reaccionar de una manera afirmativa (en lugar de objetiva o crítica) Este es el estilo que tiene ella de ser auténtica y de involucrarse de manera momentánea en todo lo que le interesa. El efecto sobre los demás puede ser de seducción, pero también puede ser equívoco si su manera de interactuar crea la impresión de que ella está atraída o enamorada cuando en realidad no lo está.

La conciencia Afrodita está presente en todo trabajo creativo, incluyendo el que se hace en soledad. El diálogo de "relación" se encuentra en este caso entre la persona y el trabajo, del cual emerge algo nuevo. Por ejemplo, observemos el proceso de una pintora concentrada en su pintura y su lienzo. Se producen un intercambio de absorción: la artista reacciona o es receptiva a los accidentes creativos de la pintura o el pincel; empieza de manera activa con trazos enérgicos, los matices y el color; después responde a lo que ve que va resultando. Se trata de una interacción;la espontaneidad se combina con la profesionalidad. Se trata de una interacción entre artista y lienzo y como resultado se crea algo que previamente no existía. Es mas, mientras la pintora se concentra en el detalle que tiene frente a ella, mantiene la percepción de todo el lienzo en su conciencia. De vez en cuando retrocede y ve de manera objetiva aquello en lo que ha estado involucrada de una manera tan subjetiva. Se encuentra absorta e implicada pero también objetivamente desapegada.

Tanto en la buena comunicación como en el proceso creativo, existe una interacción. Por ej. una conversación puede ser banal, sin sentido, hiriente o puede ser una forma de arte, tan espontanea, conmovedora y maravillosa como sesiones de improvisacion musical o de jazz, cuando el ama alza el vuelo con la música y se remonta a alturas extáticas y a continuación se introduce en un profundo acorde. La interaccion es espontánea en la forma, pero su sustancia puede ser honda y conmovedora. Las personas que conversan sienten excitación y una sensación de descubrir cosas nuevas cuando cada una lanza una respuesta a la otra. Ambas experimentan la conciencia Afrodita, que proporciona el campo de energía o telón de fondo para que se produzca la comunicación y creatividad. A donde pueda llegar la música o como se desarrolle la conversación no es algo que se conozca desde el principio ni que esté planificado. El descubrimiento, el nacimiento de algo nuevo, es un elemento clave en la creatividad y en la comunicación.

Allí donde la conciencia Afrodita está presente, se genera energía: los amantes irradian bienestar y fuerza acrecentada; la conversación se hace viva, estimulando pensamientos y sentimientos. Cuando dos personas se encuentran de verdad ambas reciben energía del encuentro y sienten más vitalidad de la que tenían previamente, con independencia del contenido del mismo que, en la terapia, puede suscitar temas muy dolorosos. El trabajo renueva las fuerzas en lugar de agotarlas. Absortos en las personas con las que estamos o en lo que hacemos, perdemos conciencia del tiempo, características que Afrodita tiene en común con Hestia.

Para hacer que un sueño se vuelva realidad, hay que tener primero un sueño, creer en él y trabajar para realizarlo. Normalmente, es esencial que otra persona que sea significativa para nosotros crea que ese sueño es posible, esa persona es una portadora de visión, cuya fe suele ser crucial.

Daniel Levinson en "Seasons of a Man´s life" describe la función de una "mujer especial" en la fase de transición de un joven hacia el mundo adulto. Levinson asegura que tal mujer tiene una conexión especial con la realizacion del sueño de aquel. Le ayuda a dar forma al sueño y hacerlo realidad. Lo comparte, lo bendice, cree en el joven como el héroe del mismo, se une a él en su viaje de descubrimiento y le proporciona un santuario en el que puede imaginar sus aspiraciones y alimentar sus esperanzas. Esta mujer especial es similar a la descripción de T. Wolf de la mujer "hetaira" (del antiguo griego que designaba a la cortesana que tenia educación y cultura y era excepcionalmente libre respecto a las mujeres de aquellos tiempos; era en algunos aspectos como la geisha japonesa) un tipo de mujer cuyas relaciones con los hombres tiene cualidades eróticas y de compañía, la inspiradora o la musa. Según Wolf, la "hetaira" fertiliza el lado creativo del hombre y le ayuda a realizarlo. Toni Wolf, analista junguiana y antigua paciente de Jung fue su colega y amante. Ella fue tal vez, la "mujer especial" que inspiró su teoría. A veces una mujer posee el don de atraer a varios o muchos hombres hacia ella que la ven como su "mujer especial", tiene la capacidad de percibir sus potencias, creer en sus sueños e inspirarles para realizarlos. Lou Andreas Salomé, por ejemplo fue la mujer especial, musa, colega y compañera erótica de varios hombres famosos y creativos entre ellos Rilke, Nietzsche y Freud.

Las mujeres, al igual que los hombres necesitan imaginar que su sueño es posible y tener a otra persona que les considere a ellas y su sueño con la conciencia Afrodita potenciadora del crecimiento. Se especula sobre por que existen tan pocas mujeres artistas famosas, grandes "chefs" de cocina, directoras de orquesta o filósofas de renombre; entre las razones que se dan podría ser porque esas mujeres carecen de portadores de sueños. Las mujeres han alimentado el sueño para los hombres, mientras que estos, en general, no han alimentado el sueño demasiado bien para las mujeres de su vida. Este estado de cosas es la consecuencia parcial de los roles estereotípicos que han limitado la imaginación y suprimido las oportunidades de las mujeres. Pero los obstáculos tangibles (dificultades del tipo "mujeres abstenerse") están disminuyendo, al tiempo que aumentan los modelos de roles.


El efecto Pigmalión Creo que las/os portadores de visión terapeutas, mentores, maestros o padres/madres con "mano para las plantas" bajo las que otras personas pueden florecer y desarrollar sus dones evocan lo que Robert Rosenthal llamó el efecto Pigmalión. Este término describe el poder de las esperanzas positivas en la conducta de los demás. Se llama así por Pigmalión, que se enamoró de la escultura que había realizado de la mujer perfecta; una estatua de Galatea (Igualmente, en la obra de George Bernard Shaw, Pigmalión, Henry Higgins transforma a una joven florista de los barrios bajos de Londres en una elegante dama, de la que después se enamora. Esta obra de Bernard Shaw inspiró la obra de Broadway de Jay Lerner, My Fair Lady)

El efecto Pigmalión de Afrodita se relaciona con lo que pienso que es parte de su alquimia. En la Europa medieval, la alquimia era un proceso físico en el que se mezclaban sustancias en un intento de transformar metales inferiores en oro, así como una tentativa psicológica y esotérica de transformar la personalidad del alquimista. Nosotros experimentamos la alquimia de Afrodita cuando nos sentimos atraídos por otra persona y nos enamoramos; la sentimos cuando somos tocados/as por el poder de la transformación y la creatividad, la conocemos cuando apreciamos la capacidad que tenemos de embellece y dar valor a aquellos sobre lo que ponemos nuestra atención, porque está impregnado de nuestro amor. Cualquier cosa que sea ordinario y no desarrollada es la sustancia inferior de la vida cotidiana, que puede convertirse en oro mediante la influencia alquímica y creativa de Afrodita,lo mismo que la estatua de Galatea convertida en una mujer viva y real gracias al amor.

"Las diosas de cada mujer" Jean Shinoda Bolen


domingo, 8 de junio de 2014

Fascinada con la risa de la medusa





Si la poesía borda una textura ajena, transparente, como un tejido tan sólo sugerido, carece de trama?

poeta, lector, escritor..narra una telaraña, envuélvete en tu propia red, encuentra la profundidad del instante y respira sin pensar este torrente de ocurrencias:

Asunto de umbrales? todo está en el pronto, suspendido...en suspenso
más allá está la caída; sumisión, domesticación, reclusión acaso

"La medusa no aniquila. Mira de frente y ríe...
Para ver a la medusa diferente, basta con mirarla; y no es mortal. Es hermosa y ríe"

No temas a la que te mira desde dentro.
No te salgas al paso con tu sombra de interpretaciones, ve-te antes, por una buena aventura lector/a,
date esa recomendable preparación, des-cárgate del qué, inevitable, y permite que lo poético se intuya
procura quedarte en blanco -ese blanco inexistente que es sólo ansia de luz-
sino léete solo/a
olvida quién se dispone a leer y piensa (sin pensar) que vas a recobrar una capacidad dormida

Existe un querer-decir?

la escritura/la mujer/ su capacidad de otredad y su deseo de disfrutar siendo otro/s
temeraria/rítmica
dialéctica/aniquiladora
vagabundea/se halla a sí misma

sueño del hombre: la amo, ausente luego deseable, inexistente, dependiente luego adorable
porque no existe allá donde está, como tampoco está allá donde existe,
entonces, cómo la mira!
cuando ella tiene los ojos cerrados, cuando él la comprende por completo
y ella es sólo esta forma hecha para él: cuerpo prisionero de su mirada, o sueño de mujer?
sólo es un sueño

Y qué quiere ella? que la toque? gozar? 
pero no gozar, sino despertar 

En sueños gozó, érase una vez...

Acaso como dice una voz amiga: 
"Inicios con punto final" o "Erase una vez...hace unos días atrás" 

asunto de umbrales? pregunto

Ella está en la sombra? en la sombra que él proyecta en ella


"El continente negro" no es ni negro ni inexplorable: aún está inexplorado porque nos han hecho creer que era demasiado para ser explorable. Nos han hecho creer que nos interesa el continente blanco, con su cemento, con sus monumentos a la carencia y lo hemos creido? Nos han inmovilizado entre la medusa y el abismo. Falocentrismo reproductor de viejos esquemas, anclado en el dogma de la castración. 

Para ver a la medusa diferente, basta con mirarla: y no es mortal. Es hermosa y ríe. 

Perseo, trémulo, avanzaba por temor a su propia irrepresentación. 
Ella que viene de lejos: de siempre: del "fuera", de las landas donde las brujas siguen vivas; de debajo, del otro lado de la "cultura", de sus infancias. 
Ellas, los laberintos, las escaleras, los espacios, nosotras somos "negras" y "somos bellas" 

"Para ir a otra parte hay pasajes, indicadores, "mapas" - para una exploración, una navegación. Son los libros. Todo el mundo sabe que existe un lugar que no está obligado económica ni políticamente a todas las bajezas y a todos los compromisos. Que no está obligado a reproducir el sistema. Y es la escritura. Y si hay una parte que puede escapar a la repetición infernal está por allí, donde se escribe, donde se sueña, donde se insertan los nuevos mundos" 

Tomo mis libros y busco...

"Temía ser Ulises. No lo era ocasionalmente.
Cuando me servía de las armas del astuto, de quien sabe demasiado sobre la mediocridad, la debilidad humanas pero a la vez no sabe lo bastante sobre el verdadero poder inflexible? el silencio, el exilio, la astucia. 

Banal: para resistirse a las sirenas se ata! a un mástil fálico. 
Y Ariadna, la ejemplar: sin calcular, sin dudar, cree...va hasta el final de todo, avanza en el vacío, en lo desconocido. Y mientras Teseo utiliza el hilo, ella se lanza sin él." 

Lo que es pensable es real? Blake, es verdad?

Ya he sido "víctima obnuvilada por la gran sombra del cetro"
y me han dicho: admíralo, adora lo que tú no levantas" ídolo de cojones de barro!"

la "diferencia", siempre la misma, con otro disfraz!


Ahora, escucha la risa de la medusa!

sábado, 7 de junio de 2014

Quién me escribe? Hélène Cixous




"Quién me hace escribir, gemir, cantar, osar? ¿Quién me da el cuerpo que jamás tiene miedo de tener miedo? Quién me escribe? ¿Quién hace de mi vida el campo carnal de una leva de textos?

La Vida en persona. Hace mucho tiempo que los nombres nada más que propios en el ansia de poseer ya no son propios para nombrar al ser que iguala a la Vida.
Todos los nombres de la Vida le van, todos los nombres juntos no bastan para designarlo. Cuando haya terminado de escribir, cuando hayamos retornado al aire del canto que somos, el cuerpo de textos que
hayamos hecho será uno de sus nombres entre tantos otros.

Ni padre ni madre, ni hermano ni hombre ni hermana, sino el ser que en el instante el amor nos propone devenir porque él nos place o nos importa en esa escena, en esos brazos, en ese espacio marcado por
signos -políticos, culturales, y recorrido por signos amorosos.

Con frecuencia eres mi madre muchacho y yo a menudo tu hija hijo, tu madre mineral, y tú mi padre
salvaje, mi hermano animal. Hay posibilidades que no surgieron nunca.
Otras totalmente imprevistas que nos ocurrieron una sola vez.

 Flores, animales, artefactos, abuelas, árboles, ríos, nos atraviesan, nos cambian, nos sorprenden.

Escribir: primero soy tocada, acariciada, lastimada, después busco descubrir el secreto de ese tocamiento para extenderlo, celebrarlo y transformarlo en una caricia distinta.

Todo lo que puedo decir de esto es que la "llegada" al lenguaje es una fusión, un vaciado en fusión, si hay "intervención" de mi parte es una especie de «posición», de actividad - pasiva como si yo me incitara:

"déjate hacer, deja pasar la escritura, déjate mojar; limpiar, relájate, hazte río, lámelo todo, abre,
desatranca, levanta las compuertas, rueda, déjate envolver.."

Una práctica de la más grande pasividad.
A la vez una vocación y una técnica. Esta pasividad es nuestra manera -en verdad activa- de conocer
las cosas dejándonos conocer por ellas. Tú no buscas dominar. Demostrar, explicar, captar. Y entonces enjaular. Embolsar una parte de la riqueza del mundo. Sino transmitir: hacer amar haciendo conocer.

A tu turno quieres afectar, quieres despertar a los muertos, quieres recordarles a las personas que en otro tiempo lloraron de amor, y temblaron de deseos y que estaban entonces cerquita de la vida y que desde entonces pretenden sin tregua alejarse de ella.

Continuidad, abundancia, deriva, ¿es esto específicamente femenino? Así lo creo.

Y cuando semejante torrente se escribe desde un cuerpo de hombre, significa que en él la feminidad no está prohibida. Que él no fantasea su sexualidad alrededor de un grifo.
No le preocupa quedarse sin agua, no recurre a su bastón mosaico para escalar los peñascos.
Dice: "Tengo sed", y la escritura brota.

Hundirse en la propia noche, tener con lo que sale de mi cuerpo la misma relación que con el mar, aceptar la angustia de la sumersión. Hacer cuerpo con el río hasta los rápidos más bien que con la barca, exponerse a este peligro, es un goce femenino.

Mar, tú retornas al mar,  y ritmo al ritmo. Y el constructor: de polvo en polvo a través de sus monumentos erigidos.

La feminidad de un texto no se deja reunir en conjunto ni señalar con flechas. ¿Quién le pasará el freno a la divagación? ¿Quién traerá el afuera a los muros?

Como si yo viviera en conexión directa con la escritura, sin red.(?)

En mí el canto pero que, apenas emitido, accede al lenguaje: un flujo inmediatamente texto.

No hay corte, sin sentido, con sentido (?) , sanción, todo está escrito desde siempre,
todos los sentidos están echados. Más tarde si salgo de mis aguas toda chorreante de mis placeres, si vuelvo a remontar mis riberas, si observo desde mi orilla los retozos de mis peces sueños, percibo las figuras innumerables  que producen en su danza;  ¿no basta que corran nuestras aguas de mujeres para que se escriban sin cálculo nuestros textos salvajes y populosos?

Nosotras mismas en la escritura como los peces en el agua, como los sentidos en nuestras lenguas y la
transformación en nuestros inconscientes. "

Fragmentos de "La llegada a la escritura" Hélène Cixous


jueves, 5 de junio de 2014

La escritura: el gesto de A... de Hélène Cixous






Al principio, adoré. Lo que adoraba era humano. No personas; no totalidades, no seres denominados y delimitados. Sino signos. Parpadeos de ser que me impactaban, que me incendiaban.
Fulguraciones que llegaban a mí: ¡Mira! Yo me abrasaba. Y el signo se retiraba. Desaparecía.
Mientras yo ardía y me consumía entera.
Lo que me sucedía, poderosamente lanzado desde un cuerpo humano, era la Belleza: había un rostro, en él estaban inscritos, guardados, todos los misterios, yo estaba delante, presentía que había un más allá
al que no tenía acceso, un allá sin límites, la mirada me oprimía, me impedía entrar, yo estaba afuera, en acecho animal.

Un deseo buscaba su morada. Yo era ese deseo. Yo era la pregunta. Destino extraño de la pregunta:
buscar, perseguir las respuestas que la calmen, que la anulen. Si algo la anima, la eleva, la incita a plantearse, es la impresión de que el otro está allí, muy cerca, existe, muy lejos, de que en algún lugar en el mundo, una vez cruzada la puerta, está la cara que promete, la respuesta por la cual uno continúa moviéndose, a causa de la cual uno no puede descansar, por amor a la cual uno se contiene de renunciar, de dejarse llevar; a muerte. Qué desgracia, empero, si la pregunta llegara a encontrar su respuesta! Su fin!

Descubrí que el Rostro era mortal, que a cada instante tendría que rescatarlo violentamente de la Nada.
No adoré lo-que-va-a-desaparecer; para mí el amor no está ligado a la condición de la mortalidad. No. Amé. Tuve miedo. Tengo miedo. A causa del miedo reforcé el amor, alerté a todas las fuerzas de la vida, amé al amor, con alma y con palabras, para impedir que ganara la muerte.

Amar: conservar vivo: nombrar.

Escribir para tocar letras, labios, soplo, para acariciar con la lengua, lamer con el alma, saborear la sangre del cuerpo amado; de la vida alejada; para saturar de deseo la distancia; a fin de que ella no te lea.

Este es el punto: cuando la separación no separa; cuando se vivifica la ausencia rescatándola del silencio, de la inmovilidad.
En el asalto del amor sobre la nada. Mi voz rechaza la muerte; mi muerte; tu muerte; mi voz es mi otro. Yo escribo y tú no estás muerto. Si escribo, el otro está a salvo.

Vivir, estar vivo, o más bien no encontrarse abierto a la muerte es no estar en la situación en que esa pregunta resulta inminente. Para decirlo más claro: se vive siempre sin razón; y vivir es eso,
es vivir sin-razón, por nada, a merced del tiempo. Es la no-razón, una verdadera locura, si lo pensamos.
Pero no lo pensamos. En cuanto algo del "pensamiento", de la "razón", se introduce en las cercanías de la vida, hay motivos para volverse loca.

Escribir? Gozar como gozan y hacen gozar sin fin los dioses que crearon los libros; los cuerpos de sangre y papel; sus letras de carne y lágrimas; que ponen fin al fin. Los dioses humanos, que no saben lo que han hecho. Lo que verlos, decirles, nos hacen.
Cómo no habría deseado yo escribir? Puesto que los libros se apoderaban de mí, me transportaban,
me traspasaban hasta las entrañas, me hacían sentir su poder desinteresado; puesto que me sentía amada por un texto que no se dirigía a mí, ni a ti, sino al otro; atravesada por la vida misma, que no juzga, que no elige, que toca sin señalar; agitada, arrancada de mí, por el amor?

Cómo habría podido, con mi ser poblado, mi cuerpo recorrido, fecundado, encerrarme en un silencio?
Venid a mí y yo vendré a vosotros. Cuando el amor te hace el amor,
cómo no ibas a murmurar, a decir sus nombres, a agradecer sus caricias?

Hablar (gritar, aullar, rajar el aire, la rabia me impelía a eso sin descanso) no deja huellas: tú puedes hablar, eso se evapora, los oídos están hechos para no oír, la voz se pierde.
Pero escribir! Sellar un contrato con el tiempo. Anotar.  Hacerse notar!

("Ella sólo se despierta al contacto del amor, antes de ese momento es sólo sueño. Pero en esta existencia de sueño se pueden distinguir dos etapas: primero el amor sueña con ella, luego ella sueña con el amor.")

La escritura o Dios. Dios es la escritura. La escritura Dios. No tenía más que romper y enderezar mis apetitos.

Recuerdo que a los doce o trece años leí la frase siguiente: "La carne es triste, ay, y he leído todos los libros". Me sacudió un asombro mezclado con desprecio y asco.Como si hubiese hablado una tumba.
Qué mentira! Y más allá qué verdad:  porque la carne es libro. Una carne "leída", terminada?
Un libro -carroña? Fetidez y falsedad. La carne es la escritura, y la escritura no está leída jamás:
está siempre aún por leer, por estudiar, por buscar, por inventar.

Leer: escribir las diez mil páginas de cada página, traerlas a la luz, creced y multiplicaos y la página se multiplicará. Pero para eso, leer: hacerle el amor al texto. Es el mismo ejercicio espiritual.

Y de la época de la muerte se conserva el miedo más grande y el más grande bien: el deseo de estar siempre muy junto a Ella,  la muerte, nuestra madre más poderosa, la que nos aporta el más violento empuje de deseo, de pasar, de saltar, pues no es posible quedarse cerca de ella, ella aspira y da aspiración; y este deseo está hendido, es al mismo tiempo su opuesto, deseo, al acercársele hasta morir,
casi, de mantenerse extremadamente lejos, lo más lejos posible. Pues es ante ella,
contra ella, cerquita de ella, nuestra madre más peligrosa, la más generosa, la que nos da (siendo que no pensamos, que no hay en nosotros pensamiento claro, sino únicamente el tumulto, los fragores de la sangre, el trastorno precósmico, embrionario) el ansia fulminante de salir, el ansia de que los extremos se toquen, se entren y se inviertan el uno en el otro, y el día no viene después de la noche, sino que lucha con ella, la abraza, la hiere, es herido por ella, y la sangre negra y la sangre blanca se confunden;
y asimismo la vida sale reptando de las entrañas de la muerte que ella ha lacerado, que ella odia, que
ella adora, y nunca olvida que la muerte no la olvida, que está siempre ahí, que no la deja, abre la
ventana, el pecho terrible está ahí, el lecho de paz – y esta es su más grande fuerza, ella comprende que la muerte nos ama tal como la amamos nosotros mismos, y que, de una manera extraña, podemos en
verdad contar con ella. Que es ella, Muerte nuestra madre doble, de quien nos alejamos y a quien
nos acercamos, al escribir, porque escribir es siempre primero una manera de no lograr hacer el duelo de la muerte.

Y ese tejido donde tus dolores se tallan, ese cuerpo sin borde, esa tierra sin fin, asolada, ese espacio devastado, tu temple demolido, sin ejército, sin control, sin murallas, tú no sabías que son los jardines del amor.  No de la demanda.
No eres una codiciosa, no eres cálculo y ansia, puesto que estás perdida. No estás en la relación. Eres desapego. No mendigas. No careces de nada. Estás más allá de la carencia:
Pero deambulas despojada, indefinida, a merced del Otro.
Y si el amor pasa, puede hallar en ti lo sin-tope, el lugar sin fin que le es venturoso y necesario. Si estás perdida solamente entonces el amor puede hallarse en ti sin perderse.

Suéltate! ¡Suelta todo! ¡Pierde todo! Toma aire. Hazte mar adentro. Hazte de la letra. Escucha: nada ha sido hallado. Nada se ha perdido. Todo está para buscarlo. Anda, vuela, nada, salta, corre, cruza, ama lo
desconocido, ama lo incierto, ama lo que aún no fue visto, ama a nadie, que tú eres, que serás, déjate,
libérate de las viejas mentiras, atrévete a lo que no te atreves, ahí es donde gozarás, haz siempre tu aquí de un allí, y alégrate, alégrate del terror, síguelo por donde tienes miedo de ir, lánzate, ¡es por ahí!

Escucha: no le debes nada al pasado, no le debes nada a la ley.
Gana tu libertad: devuelve todo, vomita todo, dalo todo. Dalo absolutamente todo, óyeme, todo, da tus bienes, de acuerdo? No te guardes nada, aquello que te importa, dalo, entiendes?
Búscate, busca el yo, revuelto, numeroso, que serás siempre más adelante, y fuera de un sí, sal,
sal del viejo cuerpo, libérate de la Ley. Déjala caer con todo su peso,
y tú, corre, no mires atrás: no vale la pena, detrás de ti no hay nada, todo está por llegar.

Al principio hay un fin. No temas: es tu muerte la que muere. Después: todos los principios.
Cuando has tocado el fin, sólo entonces el Principio puede advenirte.

Primero reí, grité, un dolor me dictó mis primeras letras de infierno.
Me tallé nuevos oídos para el futuro
y oí los gritos del mundo, los furores y las llamadas de los pueblos, los cantos de los cuerpos, la música de los suplicios y la música de los éxtasis. Escucho."

Fragmentos escogidos de "La llegada a la escritura"