Photography "Little red" by Lady Twight
"Y si tengo que usar palabras, tienen que tener un sentido casi corpóreo (...) palabras hechas de los instantes-ya (...)" Clarice Lispector
"Palabras que muestran sus mundos llenos de sentido, palabras que traducen el misterio, que en un simple gesto fija el instante y el acto minúsculo que está en el origen de todo, de nada.
Instantes de movimientos que no son más que danzas del vacío, sentidas en la epidermis de sus palabras y más allá de ellas... o como ella lo dice: "en reino de lo sin nombre"..."
Romina Soledad Bada
Arquero, arco y flecha.
En el instante previo a un disparo de arco, el arquero es el protagonista mientras sostiene el arco y a la flecha y apunta al blanco que ha elegido como objetivo. El arco también sostiene a la flecha por unos momentos y se pone al servicio para contribuir a impulsarla.
En un instante asume el rol principal al soportar la tensión provocada por el arquero, tensión necesaria para el disparo. La flecha, lista para iniciar su vuelo, sabe que cargará con ella la esperanza de acertar del arquero. Mientras surca el aire y por el tiempo que le tome llegar a su destino, la flecha es la protagonista.
A punto del disparo, arquero, arco y flecha se encuentran más unidos que nunca y aunque se separen como parte del disparo en sí, deberían mantenerse unidos por el intento de acertar en el blanco hasta que la flecha concluya su vuelo. Arquero, arco y flecha pueden ser roles que cumplimos en nuestras relaciones personales. ¿Cuál es tu papel? ¿Apoyas o te apoyan? ¿Sostienes o te sostienen? ¿ Impulsas o te impulsan? ¿Te ocupas de ser siempre el mejor arquero para ti y para quien lo requiero de ti? ¿Puedes convertirte en arco y ser instrumento para servir a otros? ¿Eres la mejor flecha y asumes el protagonismo necesario después del disparo sin caer en la soberbia al acertar, sin caer en la búsqueda de culpables al fallar? Sea cual fuere tu papel, ¿lo desempeñas con entrega y compromiso hasta el final?
En todo lo que lances hacia tus objetivos
Tu puntería
No busques una puntería agresiva. Con ella podrás o no acertar, pero siempre te desequilibra. Pon más énfasis en el espíritu que en la técnica.
Tu habilidad en el tiro
Aprende del accionar del arquero que se cultiva en proceder libre de intención, con "fuerza no forzada" que permite al tiro emerger como fruta madura que se desprende de la rama. Busca el desprendimiento natural de lo que sea tu flecha, que ella se dispare y acierte pues estás equilibrado.
Tu arco
Que en el fragor tu cuerda susurre como si quisiera ceñir a quien amas y hablarle al oído como cónyuge para lanzar una flecha rauda. Busca ese estado tuyo y de las cosas, en que todo sucede así...
El trayecto de tu flecha
Si pudieras observar tus flechas con ojos omnividentes verías que no trazan una línea totalmente recta, sino que acarician unas suaves torsiones que llevan al blanco. Escapa a la ilusión de las líneas rectas y maniobra en las ondulaciones que te conducen al objetivo. En lo posible busca los caminos más directos posibles, mas no te extravíes por ignorar que los mismos tienen siempre ondulaciones.
Tu única flecha
Actúa como si esa flecha que tienes fuera la única que tendrás. Si piensas que tienes dos flechas descuidas la primera. No tienes el tiempo eterno ni infinitas flechas como para ponerte displicente. Tal como decía Freud, un solo salto da el tigre. En todo arte no caigas en la tentación de pensar que habrá una nueva oportunidad. Ello es un descuido de la mente que te evita funcionar en la inmediatez del presente. Decide que hay una sola flecha sin preocuparte si lo logras o no. Si no usas tus flechas, tal vez nadie lo haga por ti.
Tus tiros
En cada acción, en cada disparo, renuévate y únete con el universo. Así tu ser se torna real. Si disparas con misticismo mediante el arco estimulas tu espíritu y con la flecha lo concentras. Así invariablemente das en el blanco.
Tu blanco
No busques el blanco sino la nobleza del camino para tus flechas. Entonces no hay posibilidad de que erres pues el objetivo siempre es lograr tu centro. Que tu acción sea desde un eje equilibrado, estable; a partir del cual aciertas afuera a la vez que aciertas en alcanzar tu centro. Apuntas más allá de ti, pero también apuntas a ti. El arte de la arquería te convoca para que adquieras más influencia sobre tu persona, haciéndote más humano y sabio. Entrena elevando tu carácter y tu espíritu. Cuando afines tus estilos o tus técnicas no pulas tu obrar, afínate tú.
Claridad ante el blanco
Una gran claridad te adviene cuando dejas la concepción de "ser alguien" que intenta o pretende lograr algo. Quien es demasiado bueno al disparar no da en el centro del blanco.