domingo, 4 de mayo de 2014

La llegada a la escritura (fragmentos) Helene Cixous




Continuidad, abundancia, deriva, ¿es esto específicamente femenino? Así lo creo. Y cuando semejante torrente se escribe desde un cuerpo de hombre, significa que en él la feminidad no está prohibida.
Que él no fantasea su sexualidad alrededor de un grifo.
No le preocupa quedarse sin agua, no recurre a su bastón mosaico para escalar los peñascos.
Dice: "Tengo sed", y la escritura brota.

Hundirse en la propia noche, tener con lo que sale de mi cuerpo la misma relación que con el mar, aceptar la angustia de la sumersión.

Hacer cuerpo con el río hasta los rápidos más bien que con la barca, exponerse
a este peligro, es un goce femenino.

Mar, tú retornas al mar,  y ritmo al ritmo. Y el constructor: de polvo en polvo a través de sus monumentos
erigidos.

La feminidad de un texto no se deja reunir en conjunto ni señalar con flechas.
¿Quién le pasará el freno a la divagación? ¿Quién traerá el afuera a los muros?

Como si yo viviera en conexión directa con la escritura, sin red.(?)
En mí el canto pero que, apenas emitido, accede al lenguaje: un flujo inmediatamente texto.

No hay corte, sin sentido, con sentido (?) sanción, todo está escrito desde siempre,
todos los sentidos están echados.

Más tarde si salgo de mis aguas toda chorreante de mis placeres, si vuelvo a remontar mis riberas, si observo desde mi orilla los retozos de mis peces sueños, percibo las figuras innumerables  que producen en su danza;  ¿no basta que corran nuestras aguas de mujeres para que se escriban sin cálculo nuestros textos salvajes y populosos?

Nosotras mismas en la escritura como los peces en el agua, como los sentidos en nuestras lenguas y la
transformación en nuestros inconscientes. "

de "La llegada a la escritura" Helene Cixous

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