lunes, 29 de agosto de 2022

Piedra viva

“Llevas escrita en la piel la memoria de los siglos, fracturas del alma resquebrajada por noches de insomnios glaciares, pero la esperanza rebrota siempre fecundando de vida a la muerte misma. Cada herida te embellece, cauce por el que fluye el agua de las lágrimas que riegan y fecundan tu fulgor. ¿Qué dedos no te han acariciado aún? ¿Qué sinuosidades tuyas no han sido aún visitadas? Tu corteza rugosa me hiere la piel desnuda pero mis heridas brillan con iridiscencias nuevas que translucen nuevos conocimientos. ¡Ay! Esa dureza pétrea que esconde un alma de nube ... El tiempo ha dejado signos escritos en tu cuerpo convertido en doloroso crisol que todo lo transmuta en belleza. No es tiempo sólo de dolor, también exudas gozo y éxtasis sin palabras. El tiempo ha labrado complejas sinuosidades en el hermético corazón de tu laberinto. Y ahí, oculta, aplastada tal vez por el peso de lo vivido ... la ternura, como un brote anhelando siempre germinar. Tus cicatrices narran tus luchas. Cada una de ellas es un signo de tu victoria. Tus lágrimas han surcado tu alma horadando las durezas en ríos que son canales hacia la libertad. El dolor oxidado ha pintado tu corazón con tintes que te ennoblecen. Y a veces, en tu piel dura, fría y cortante, - también distante -, aparece la ternura como un estremecimiento que lo santifica todo. Piedra, te siento. Poso mis dedos en tu cuerpo denso y palpo el pulso que late en ti. Roca, roca grande, a ti me abrazo y en ti penetro. Soy, como tú, mineral vivo recostado bajo el sol. Soy granito duro o arenisca, arcilla dúctil o guijarro. Siento tu naturaleza mineral que es también la mía. Mineral soy, mineral andante, mineral erguido que piensa y siente contigo y en ti. Hablo y es tu voz profunda la que resuena en mi garganta. Piedra, soy tuyo. Eres tú quien ves a través de mis ojos las colinas azules que se pierden a lo lejos; tú conoces bien el sonido del viento, la humedad de la lluvia y las noches sin luna pues lo sientes con este cuerpo que es tanto tuyo como mío. Piedra, ¿quién dices que estás muerta? Yo sé que estás viva porque en mi vida misma te siento”. Dedicado a los que creen tener un corazón de piedra. Dokusho Villalba