martes, 25 de enero de 2022

Jorge Ruiz de Santayana (1863-1952)

"La vida no se ha hecho para comprenderla, sino para vivirla." 




"Mientras iba traqueteando hacia el mercado, en mi carreta aldeana, la belleza se arrojó sobre mí y las riendas cayeron de mis manos. Me vi transportado en cierta medida a un estado de trance. 
Ví con extraordinaria claridad, y, sin embargo, lo que ví me pareció extraño y maravilloso, porque ya no miré para comprender, sino tan sólo para ver. dejé de preocuparme por el hecho, y me puse a contemplar una esencia" 

"The sense of beauty" - George Santayana


"Cuando el hilo dorado del placer se entrelaza con esa trama de cosas que nuestra inteligencia está siempre tejiendo laboriosamente, otorga al mundo visible ese encanto misterioso y sutil que llamamos belleza."


"La esencia, ese dato directo, sensorial e inteligible de la intuición, donde cierta afinidad, concordancia o motivo animal vital hace detenerme en "la experiencia": "en virtud de una emoción especial, mitad asombro, mitad amor, que se siente en su presencia"

"La belleza es un elemento emocional, un placer que es nuestro y, sin embargo, lo consideramos como una cualidad de las cosas."


"Las cosas son interesantes porque nos preocupan y son importantes porque las necesitamos"

"La belleza, tal como la sentimos, es algo indescriptible, jamás puede decirse ni lo que es ni lo que significa"

"La mente humana está hecha para soñar despierta."





George Santayana (1863-1952)
Poeta, ensayista, novelista, profesor y filósofo estadounidense nacido en España, autor de "El sentido de la belleza" (1896), "La vida de la razón" (1905), "Tres poetas filósofos" (1910), "El último puritano" (1935) y "La consistencia del Ser" (1947).

Santayana tuvo una inicial vocación de poeta, aunque debió pensar que el tono de poesía de pensamiento de sus composiciones mejores (o más originales) le llevaba al ensayo.

En esta cuidada traducción con rimas asonantes, vemos que la poesía más honda de Santayana es la más antigua, una poesía de raigambre metafísica, sobre el ser y el Todo.
Luego los sonetos se van volviendo amorosos, hacia una amada ideal, y aunque son bellos vemos brillar la tradición del “Cancionero” petrarquista o incluso cierto eco shakesperiano.

Los sonetos son siempre bellos y de poesía sabia pero triunfan los ideológicos sobre los amorosos:

“Ido el placer, que el viaje sea corto.”(…)

“No teme el temporal el que se sabe/ copo feliz que baila con el viento.”

“Y algunos nacen para estar perplejos,/ a un lado con su pena: de esos soy.”

jueves, 6 de enero de 2022

Más allá de mi sensibilidad - Clarice Lispector





"Por fin, mi envoltura se había roto realmente, y yo era ilimitada… Por no ser, yo era.
Hasta el fin de aquello que no era, era. Lo que no soy, soy. Todo estará en mí si no soy; pues “yo” es solamente uno de los espasmos instantáneos del mundo…
Y entregándome con la confianza de pertenecer a lo desconocido. Pues sólo puedo rezar a lo que no conozco. Y sólo puedo amar la evidencia desconocida de las cosas, y sólo puedo unirme a lo que desconozco. Solo ésta es una entrega real.

Y tal entrega es la única superación que no me excluye. Yo era ahora tan grande que ya no me veía. Tan grande como un paisaje lejano. Me hallaba lejana, pero perceptible en mis más últimas montañas y en mis más remotos ríos; la actualidad simultánea no me asustaba ya, y en mi más última extremidad podía por fin sonreír sin ni siquiera sonreír. Por fin me extendía más allá de mi sensibilidad.

"El mundo no dependía de mí, ésta era la confianza a que había llegado: el mundo no dependía de mí,
y no comprendo lo que digo, nunca!. Nunca más comprenderé lo que diga.
Pues, cómo podré decir, sino tímidamente:
la vida me es? La vida me es, y no comprendo lo que digo. Y entonces adoro…"

"Sé eso, y me estremezco, vivir me deja tan impresionada, vivir me quita el sueño..."
"Con las manos tranquilamente cruzadas en el regazo, experimentaba un sentimiento de tierna alegría tímida.
Era casi nada, como cuando la brisa hace temblar una brizna de paja.
Era casi nada, más conseguía distinguir el ínfimo movimiento de mi timidez.
No sé, mas me aproximaba con angustiada idolatría a algo, y con la delicadeza de quien tiene miedo.
Me estaba aproximando a lo más fuerte que jamás me ocurrió. Mas fuerte que la esperanza, más fuerte que el amor?
Me aproximaba a lo que creo que era: confianza. Quizás sea ese el nombre. O no importa: también podría darle otro.
Sentí que mi rostro sonreía de pudor. O quizás no sonreía, no sé.
Yo confiaba…"


Clarice Lispector