sábado, 16 de julio de 2022

Novena Poesia Vertical - Roberto Juarroz (1925-1995)



"Sacudir el cuerpo como lo haría un animal,
pero quitándose de encima mucho más que el animal:
el polvo que deja el pensamiento,
las rigideces que enrolan a la muerte,
las manchas del amor y de las lluvias sucias
que caen de las cornisas
y también de un cielo turbio, envenenado.
Y quitarse de encima los andrajos del tiempo,
las contraseñas de los cuartos grises,
los moretones de la dicha,
los restos pegajosos del banquete,
las macabras serpentinas del dolor.
Y en un día de calculados estremecimientos
quitarse uno de encima hasta su sombra,
hasta eso que llamamos uno mismo,
hasta esos roces que llamamos los otros.
Y otro día sacudirse de encima
la eternidad desfigurada de la vida,
como si fuera otra capa de polvo"


Novena Poesía Vertical 41 Roberto Juarroz



Roberto Juarroz
Nacido en Cnel. Dorrego, Pcia de Bs.As. Argentina el 5 de Octubre de 1925. Fallecido en 1995
Graduado en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, recibió de esa misma institución una beca y realizó estudios de perfeccionamiento en La Sorbona, en donde alcanzó más tarde el cargo de profesor titular. Fue director del Departamento de Bibliotecología y Documentación de la mencionada facultad, en donde ejerció la docencia durante treinta años.
Recibió, entre otras distinciones, el Gran Premio de Honor de la Fundación Argentina para la Poesía (1984), el premio Esteban Echeverría que concede anualmente la Asociación Gente de Letras de Buenos Aires por la totalidad de una obra (1984), el premio Jean Malrieu de Marsella (1992) y el premio de la Bienal Internacional de Poesía (Lieja, Bélgica, 1992). Su obra ha merecido abundantes estudios críticos y ha sido vertida a una gran cantidad de lenguas.

"Poesía de una abrasada transparencia" -en palabras de Vicente Aleixandre, la obra de Roberto Juarroz ha sido así descrita por Octavio Paz: "Cada poema de Roberto Juarroz es una sorprendente cristalización verbal: el lenguaje reducido a una gota de luz. Un gran poeta de instantes absolutos".

Más tarde, al conocer el primer volumen de la Poesía vertical 1958-1982 (Emecé, Buenos Aires, 1993), Paz añadió: "Sorpresa y confirmación: no, no me equivoqué, no nos equivocamos los pocos que, en esos años, nos dimos cuenta de que oíamos una voz única en la poesía del siglo XX. Más que oír la voz, la vimos. Y vimos una claridad".

Antonio Porchia, el gran maestro italo-argentino autor de Voces, escribe: "Sin misterio, todo sería muy poco, tal vez nada. Y creador del misterio es el poeta, pero el poeta como Roberto Juarroz, uno de los mayores poetas de nuestro tiempo. Es difícil elogiar a quien merece más que elogios. En estos poemas cualquier palabra podría ser la última, hasta la primera. Y sin embargo, lo último sigue".


Dónde está la sombra de un objeto apoyado contra la pared?
Dónde está la imagen de un espejo apoyado contra la noche?
Dónde está la vida de una criatura apoyada contra sí misma?
Dónde está el imperio de un hombre apoyado contra la muerte?
Dónde está la luz de un dios apoyado contra la nada?

Tal vez en esos espacios sin espacio esté lo que buscamos...



Roberto Juarroz La poesía, explosión del ser por debajo del lenguaje, Roberto Juarroz (fragmentos)


 Vivo el poema como una explosión del ser por debajo del lenguaje. Descubro aquí cuatro elementos básicos: explosión, ser, lenguaje y debajo. Podríamos acercarnos a ellos diciendo lo anterior de otro modo: el poema es la expansión abrupta de una realidad fundamental que se genera a través de las posibilidades subyacentes de la expresión verbal y no sólo por medio de la su capacidad significativa inmediata. [...]

Me apasiona la fuerte humanidad de una búsqueda de esta clase, su desafío a las normas y los estereotipos, la densidad de nivel donde se gesta la lucha por la expresión, la intensidad del buceo en las zonas más olvidadas, y sin embargo, más vivas de lo real, la simbiosis profunda de todas las proyecciones simbolizadoras, la paradójica complementariedad y hasta sincronicidad de lo espontáneo y lo reflexivo, lo dicho y lo no dicho, la victoria y el fracaso, lo esperado y lo inesperado, lo posible y lo imposible, lo uno y lo otro.

Me subyuga el amor que se funda y sustancia en estos espacios vivos y la libertad radical de ese amor, que ya no hace distingos entre expresarse y comunicarse, entre soledad y compañía, entre ausencia y presencia, entre voz y silencio, entre amar y pensar, entre todo y algo. La palabra transfigurada de un hombre solitario puede recoger allí, por abajo, el gesto misterioso y absurdamente magnífico de la humanidad. La poesía puede entonces proyectar ese gesto y abolir en un acto de amor la distancia entre el hombre y los objetos, entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre, entre el hombre y la muerte. Más que un vacío, esas distancias son el músculo al que es posible dar vida con el nervio de la visión creadora, con el tatuaje inusitado de la palabra en función y explosión de ser, para mover así el mundo. La realidad está donde queremos que esté, donde somos capaces de engendrar una forma.

En el corazón de mi poesía está la creencia en que el pensamiento es más concreto que todo el resto de la materia del mundo. Por eso, en el corazón de mi poesía hay también un rostro.

Toda vida es sólo un amago, el anuncio o comienzo de un gesto. También la poesía es un amago, pero su ademán permanece, como si fuera algo más. El hombre y su lenguaje empujando implacablemente sus límites, desvestidos de todo cuanto no sea límite, desvistiéndose de aquello que ahora lo es. Suprema afirmación, es también lo más cercano a la suprema negación. La grandeza concreta de la poesía, como la de la vida, consiste en no estar hecha. Un salto siempre más allá, el salto que nos hace posibles.

Desde adentro, toda obra es un fracaso. Pero creo haber buscado algo distinto. Y esa búsqueda, desde adentro o afuera, no es un fracaso.



¿Cómo retroceder?
¿Cómo recuperar nuestro paréntesis?
¿Cómo recobrar el silencio de ser uno
y no tantos o ninguno?

Una vida no alcanza:
se necesita otra
para ir hacia atrás.

No es suficiente que la rosa
florezca hacia delante.







La mano no puede
trazar una línea sobre otra
y hacer coincidir todos los puntos

Pero el azar a veces puede.

Lo mismo ocurre
con la voz y las palabras,
con el rostro y sus gestos,
con la vida y los hombres.

El azar es una mano más segura

Poema 16 - Roberto Juarroz




Un amor más allá del amor,

por encima del rito del vínculo,

más allá del juego siniestro

de la soledad y de la compañía.

Un amor que no necesite regreso,

pero tampoco partida.

Un amor no sometido a los fogonazos de ir y de volver,

de estar despiertos o dormidos,

de llamar o callar.

Un amor para estar juntos

o para no estarlo

pero también para todas las posiciones

intermedias.

Un amor como abrir los ojos,

y quizás también como cerrarlos.


...


Nadie posee nada.

Para poseer algo es preciso desnudarlo,

apoderarse de su centro

y tener un espacio donde protegerlo.

Nadie puede, para poseer una rosa,

desvestirla de sus pétalos

y retener su fragancia.

Las manos del hombre

son siempre manos vacías.

Tal vez nuestro ejercicio fundamental consista

en aprender a amar

y escribir con las manos vacías.

...


Los extremos de la palabra


Buscar una cosa

es siempre encontrar otra.

Así, para hallar algo,

hay que buscar lo que no es.

Buscar al pájaro

para encontrar a la rosa,

buscar el amor para hallar el exilio,

buscar la nada

para descubrir un hombre,

ir hacia atrás

para ir hacia delante.

La clave del camino,

más que en sus bifurcaciones,

su sospechoso comienzo

o su dudoso final,

está en el cáustico humor

de su doble sentido.

Siempre se llega,

pero a otra parte.

Todo pasa.

Pero a la inversa.

...

Cada uno tiene su pedazo de tiempo...

y su pedazo de espacio,

su fragmento de vida

y su fragmento de muerte.

Pero a veces los pedazos se cambian

y alguien vive con la vida de otro

o alguien muere con la muerte de otro.

Casi nadie está hecho

tan sólo con lo propio.

Pero hay muchos que son

nada más que un error:

están hechos con los trozos

totalmente cambiados.

...

El silencio que queda entre dos palabras
no es el mismo silencio que envuelve una cabeza cuando cae,
ni tampoco el que estampa la presencia del árbol
cuando se apaga el incendio vespertino del viento.

Así como cada voz tiene un timbre y una altura,
cada silencio tiene un registro y una profundidad.
El silencio de un hombre es distinto del silencio de otro
y no es lo mismo callar un nombre que callar otro nombre.
 
Existe un alfabeto del silencio,
pero no nos han enseñado a deletrearlo.
Sin embargo, la lectura del silencio es la única durable,
tal vez más que el lector.

...

Hay que inventar respiraciones nuevas.
Respiraciones que no sólo consuman el aire,
sino que además lo enriquezcan
y hasta lo liberen
de ciertas combinaciones taciturnas.

Respiraciones que inhalen además
las ondas y los ritmos,
la fragancia secreta del tiempo
y su disolución entre la bruma.

Respiraciones que acompañen
a aquel que las respire.

Respiraciones hacia adentro del sueño,
del amor y la muerte.

Y para eso hay que inventar un nuevo aire,
unos pulmones más fervientes
y un pensamiento que pueda respirarse.

Y si aún faltara algo,
habría que inventar también
otra forma más concreta del hombre.

...

Las distancias no miden lo mismo
de noche y de día.
A veces hay que esperar la noche
para que una distancia se acorte.
A veces hay que esperar el día.
Por otra parte
la oscuridad o la luz
teje de tal manera en ciertos casos
el espacio y sus combinaciones
que los valores se invierten:
lo largo se vuelve corto,
lo corto se vuelve largo.
Y además, hay un hecho:
la noche y el día no llenan igualmente el espacio,
ni siquiera totalmente.
Y no miden lo mismo
las distancias llenas
y las distancias vacías.
Como tampoco miden lo mismo
las distancias entre las cosas grandes
y las distancias entre las cosas pequeñas.

...


No se trata de hablar,
ni tampoco de callar:
se trata de abrir algo
entre la palabra y el silencio.
Quizá cuando transcurra todo,
también la palabra y el silencio,
quede esa zona abierta
como una esperanza hacia atrás.
Y tal vez ese signo invertido
constituya un toque de atención
para este mutismo ilimitado
donde palpablemente nos hundimos.

...

Poesía vertical 24

Darlo todo por perdido.
Allí comienza lo abierto.

Entonces cualquier paso
puede ser el primero.
O cualquier gesto logra
sumar todos los gestos.

Darlo todo por perdido
Dejar que se abran solas
las puertas que faltan.

O mejor:
dejar que no se abran.


...


 

Todos hablan
de lo que han encontrado en el camino.
Algunos también hablan
de lo que no han encontrado.
Y unos pocos se refieren
a lo que no es posible encontrar.

Pero hay quienes hablan de un encuentro
que surge como una emboscada entre las manos,
como una golondrina que nunca formo parte
de ninguna bandada,
como un gesto secreto que recoge
la compasión que falta en los encuentros.

Todo encuentro se crea
como agua ante la sed.
El resto es un espejismo
que ni siquiera alcanza
para desconcertar al desierto.

Poesía vertical - Roberto Juarroz