jueves, 25 de julio de 2019

"La manzana de la oscuridad" Clarice Lispector - Olga Orozco

Cuidado con una mujer rota Suele volver como guerrera Suele volverse no fría, selectiva que no es lo mismo Cuidado con una mujer rota... El dolor no la quiebra , la hace más fuerte... Convierte sus heridas , sus cicatrices en tatuajes , para no olvidarse de dónde viene , para no olvidarse las batallas que le tocó pelear... Para saber a dónde no volver. Cuidado con una mujer rota Elige muy bien a quien darle su mejor parte Ya no se abre con cualquiera... Ya no entrega el corazón , primero te presta el cuerpo para ver si lo cuidas Después , si sos hechos y no palabras , quizás lo piense Cuidado con una mujer rota No paga platos rotos de nadie Se queda solo dónde es prioridad , nunca más una opción... Cuidado con una mujer rota Porque aún en pedacitos , es capaz de cambiarte la vida cuando sonríe Porque aún cansada de pelear con sus demonios , es capaz de hacerte amar su infierno Cuidado con una mujer rota , porque es un ave fénix , siempre resurge de sus cenizas Está rota , no vencida Del muro La Caminanta


Y por qué la serpiente? porque ésta todos los años se desprende de su piel, en honor a ese ciclo regenerativo por el que es necesario transitar.


"Apenas iniciada en la dulzura de la comunicación, cualquier obstáculo le pareció intransponible, como si a ella se le hubiera entregado el milagro de la savia que alimenta la planta y entonces dijese: es imposible. No sabía que ciertas cosas se hacían solas o entonces no se harían nunca.

Acostumbrada a la propia fuerza de determinación, había terminado por pensar que andaba por que quería y dormía porque así lo había resuelto. Y ahora pensaba que antes de hablar era esencial saber cómo se habla.

Con leve desesperación de felicidad miró el campo y las hierbas y las moscas; y todo se hacía solo, todo tenía la sabiduría del vivir. Pero ella no sabía como hacerse.

"Qué feliz soy", se dijo, entonces tranquila. Pero sería felicidad aquella inminencia para la cual todo de repente le pareció inclinarse, y aquel gran riesgo que uno corre? Y si eso fuera exactamente nuestra felicidad. "Me parece que eso es ser feliz" pensó con curiosidad.

Pues si, ambos estaban ahí conversando...pues si los cascarudos crepitaban en el aire...pues si los instantes jamás se repiten y por saber eso es que tenemos esta delicada sed... qué felicidad podría desear además de esta?

Quería que le aseguraran que aquello que sentía era tan real, a punto de suceder...Quería que todo lo que sabía no estuviera más oculto (...)" Clarice Lispector






"Al crear todas las cosas, él entró en todo. Al entrar en todas las cosas, se convirtió en lo que tiene forma y en lo que es informe; se convirtió en lo que puede ser definido y en lo que no puede ser definido; se convirtió en lo que tiene apoyo y en lo que no tiene apoyo; se convirtió en lo que es burdo y en lo que es sutil. Se convirtió en todo tipo de cosas: por eso los sabios lo llaman lo Real"
Vedas (Upanishad)


"Son momentos que no se narran, suceden entre trenes que pasan o en el aire que despierta nuestro rostro y nos da nuestro tamaño final, y entonces durante un instante somos la cuarta dimensión de lo que no existe, son momentos que no se cuentan. Pero quién sabe si es esa ansia de pez con la boca abierta que tiene el ahogado antes de morir, y entonces se dice que antes de sumergirse para siempre un hombre ve pasar ante sus ojos su vida entera; si en un instante se nace y se muere en un instante, un instante es bastante para la vida entera."

Clarice Lispector; La manzana en la oscuridad




Los sueños nos preparan para la vida que hay al despertar. 
Una cosa es soñar y otra es entender la Naturaleza del sueño.


 "Sería más atractivo si yo lo hiciera más atractivo. Usando por ejemplo, algunas de las cosas que enmarcan una vida o una cosa o una novela o un personaje. Es perfectamente lícito hacerlo atractivo, aunque existe el peligro de que un cuadro se vuelva cuadro porque el marco lo hizo cuadro.
Para leer, claro, prefiero lo atractivo, me cansa menos, me atrapa más, me delimita y me circunda.
Para escribir, sin embargo, tengo que prescindir.

La experiencia vale la pena, aunque sólo sea para quien escribió."


"Es como si buscase no aprovechar la vida inmediata, sino sólo la más profunda, lo que me da dos maneras de ser: en la vida, observo mucho, soy "activa" en las observaciones, tengo sentido del ridículo, del humor, de la ironía y tomo partido. Escribiendo, tengo observaciones "pasivas", tan interiores que "se escriben" al mismo tiempo que se sienten, casi sin lo que se llama proceso.
Es por eso que al escribir no elijo, no puedo multiplicarme por mil, es inevitable a pesar mío"






"¿Que es un espejo? No existe la palabra espejo-solo espejos, pues uno solo es una infinidad de espejos. ¿ En algun lugar del mundo habra una mina de espejos? No se precisan muchos para tener la mina centellante y sonombula: bastan dos, y uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejo, es un temblor que se transmite en mensaje intenso e insistente ad infinitum, liquidez en la que se puede hundirla mano fascinada y retirarla chorreando reflejos, los reflejos de es agua dura. ¿ Que es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, me arrastr hacia el vacio que en el vidente es su campo de meditacion y en mi el campo de silencios y silencios. Ese vacio cristalizado que tiene dentro de si espacio para ir siempre hacia delante sin parar: porque el espejo es el espacio mas profundo que existe.Y es algo magico: quien tiene un trozo roto, puede irse con el a meditar al desierto. De donde volveria tambien vacio, iluminado y translucido, y con el mismo silencio vibrante de un espejo.

Quien mira un espejo logrando al mismo tiempo la imparcialidad de si mismo, quien consigue verlo sin verse, quien entiende que su profundidad es ser vacio, quien camina hacia el interior de su espacio transparente sin dejar en el el vestigio de la propia imagen, ese entonces percibio su misterio."
"Para eso hay que sorprenderlo solo, cuando está colgado en un cuarto vacío, sin olvidar que la más fina aguja delante suyo podría transformarlo en la imagen de una aguja. Debo haber necesitado toda mi delicadeza para no atravesarlo con mi propia imagen, porque un espejo en el que me veo soy yo, pero espejo vacío es espejo vivo. Sólo una persona muy delicada puede entrar en el cuarto vacío donde hay un espejo vacío, con una ligereza tal, con tal ausencia de sí misma, que la imagen no la señale. Como premio, esa persona delicada habrá penetrado entonces en uno de los secretos inviolables de las cosas: el espejo propiamente dicho"

Clarice Lispector (Chaya Pinkhasovna Lispector)







Y sin embargo esa felicidad se hacía sola...

con la delicada sed, con el gran riesgo a recorrer, con la curiosidad profunda, con el saber, el no saber,  con lo oculto por descubrir...y con todo a punto de suceder...












Densos velos te cubren, poesía de Olga Orozco

No es en este volcán que hay debajo de mi lengua falaz donde te busco,
ni es esta espuma azul que hierve y cristaliza en mi cabeza,
sino en esas regiones que cambian de lugar cuando se nombran,
como el secreto yo y las indescifrables colonias de otro mundo.
Noches y días con los ojos abiertos bajo el insoportable parpadeo del sol,
atisbando en el cielo una señal,
la sombra de un eclipse fulgurante sobre el rostro del tiempo,
una fisura blanca como un tajo de Dios en la muralla del planeta.
Algo con que alumbrar las sílabas dispersas de un código perdido
Para poder leer en estas piedras mi costado invisible.

Pero ningún pentecostés de alas ardientes desciende sobre mí.
¡Variaciones del humo, retazos de tinieblas con máscaras de plomo,
meteoros innominados que me sustraen la visión entre un batir de puertas!
Noches y días fortificada en la clausura de esta piel,
escarbando en la sangre como un topo,
removiendo en los huesos las fundaciones y las lápidas,
en busca de un indicio como de un talismán que me revierta la división y la caída.
¿Dónde fue sepultada la semilla de mi pequeño verbo aún sin formular?
¿En que Delfos perdido en la corriente
suben como el vapor las voces desasidas que reclaman mi voz para manifestarse?
¿Y cómo asir el signo a la deriva -ese y no cualquier otro-
en que debe encarnar cada fragmento de este inmenso silencio?
No hay respuesta que estalle como una constelación entre harapos nocturnos,
¡Apenas si fantasmas insondables de las profundidades,
territorios que comunican con pantanos,
astillas de palabras y guijarros que se disuelven en la insoluble nada!

Sin embargo
ahora mismo
o alguna vez
no sé
quién sabe
puede ser
a través de las dobles espesuras que cierran la salida
o acaso suspendida por un error de siglos en la red del instante
creí verte surgir como una isla
quizás como una barca entre las nubes o un castillo en el que alguien canta
o una gruta que avanza tormentosa con todos los sobrenaturales fuegos encendidos.

¡Ah las manos cortadas,
los ojos que encandilan y el oído que atruena!
¡Un puñado de polvo, mis vocablos!

 


Los trabajos no solo son de noche,
Siempre es de noche cuando se trabaja,
Porque todo es oscuro cuando miramos hacia adentro.
La luz viene después,
Si! Después
Porque surge una aceptación profunda
Que genera el cambio.

La bestia rompe estructuras,
Las incendia,
las admira en aniquilación,
Pero solo el ser sereno vuelve a construir.

29/09/2012 Luly

martes, 16 de julio de 2019

Escritos - Mis intuiciones (Lispector) Pleno vacio - Una chispa de asombro



"Dicen que cuando el sol sale, ella renace. 

Viene de muy lejos, recorriendo sin prisa kilómetros de vida. Nadie sabe hacia dónde va, caminante de ensueños que supo amar sin amarrar. 

A nada le teme más que a sí misma, sabe que a veces sin quererlo fue su peor enemiga. 

A fuerza de experiencias aprendió a transformar, cuando el ruido la atormentó también aprendió a callar. 

Sus ojos guardan tanta nostalgia que a veces las lágrimas intentan asomar por ellos, pero ya son dulces, todo lo salado fue a parar al mar. Su mar. La mujer que nunca olvida, así es como la llaman aquellos que creen conocerla, yo prefiero llamarla la mujer que siempre recuerda lo esencial, ansias de libertad. 

El misterio reside en su voz, hecha de viento y algo de estrellas. ¿A dónde quieres llegar dama azul, que sin miedo vas, ligera y frágil como la existencia? Pareciera que intentaras descubrir un secreto, escalar las nubes o develar el enigma que descansa dentro de tu alma. 

Conoces de seres sombríos, mezquinos, con tan poco para dar, también de luces potentes que suelen encandilar con la intensidad del fuego, ese fuego que no quema, llamas de divinidad. Dicen también que cuando el sol se esconde, ella habla con la luna, la que anida en su vientre desde hace siglos.

 A veces, solo a veces, puedo verla. Pero es tan fugaz ese instante que no se si lo que veo es a ella o a sus alas…"

Mis intuiciones (Lispector) Pleno vacio - Una chispa de asombro




"Mis intuiciones se vuelven más claras al esforzarme por trasponerlas en palabras. En este sentido, escribir me resulta una necesidad. Por un lado, porque escribir es una manera de no falsear el sentimiento (la transfiguración involuntaria de la imaginación es sólo un modo de llegar); por otra parte, escribo por incapacidad de entender si no es a través del proceso de la escritura. Si adopto un aire hermético no es sólo porque lo principal es no falsear el sentimiento, sino porque soy incapaz de trasponerlo de un modo claro sin que se falsee: falsear el pensamiento sería perder la única alegría de escribir. Así, muchas veces adopto un aire involuntariamente hermético, algo que me parece muy aburrido en los demás. Después de escribir algo, podría fríamente hacerlo más claro? Pero es que soy obstinada. Y por otro lado, respeto una cierta claridad peculiar del misterio natural, no sustituible por ninguna otra claridad. Y también creo que las cosas se aclaran solas con el tiempo; así como en un vaso de agua, una vez depositado en el fondo lo que fuere, el agua queda clara. Si alguna vez el agua no queda limpia, peor para mí. Acepto el riesgo. Acepté riesgos mucho mayores, como todo el mundo. Y si acepto el riesgo no es por libertad arbitraria o inconsciencia o arrogancia; cada día que despierto, incluso por costumbre acepto el riesgo. Siempre he tenido un profundo espíritu de aventura, y la palabra profundo aquí quiere decir innato. Este espíritu de aventura es el que me da la aproximación más imparcial y real a la vida, y de paso a la escritura."

Clarice Lispector



"...lo antiguo se ha ido y lo nuevo se está preparando, hay un vacío. El vacío siempre es así, no lo puedes describir, no puedes decir qué es. Puedes sentirlo, pero esa sensación también es vaga, está envuelta en una neblina, pero es maravillosa...y es vacío..."



Pleno vacio


Cuando lo no dicho

actualice al que te habita

Aunque me deslice en ocasiones

hacia la lógica

tocaré con palabras la sustancia del goce,

en un más allá del deseo

acariciando lo hablado puro,

en transcripción poética...

de la palabra plena

Y abriré la dimensión del sin sentido

historizándote.

Dime entonces la palabra que me colme

...

Imposible


[Y Alicia dice: "El unico modo de lograr "lo imposible" es convencerse de que es posible"]




Una chispa de asombro



Sé una consonante líquida
que combine con la curiosidad de un verso,
el ánimo que acentúe la proximidad de un suspiro,
la sustancia cálida que armonice el vacío de las formas,
el pulso de la Naturaleza que encienda un potencial.

Sé el centro sin moverte,
acero templado
suspendida en la impermanencia
y como hebra de sí
una chispa de asombro.



1- 7- 2011
Alicia Yaz



martes, 9 de julio de 2019

Discurso de inauguración - Silencio y otros de Clarice Lispector


Fotografía de la obra artística de Guillermo Chavez "Casa de luna"



El  futuro que estamos aquí inaugurando es una línea metálica. Es algo deliberadamente paupérrimo. De todo lo que vivimos sólo quedará esta línea.

Ella es el resultado del cálculo matemático de inseguridad; cuanto más depurado, menos riesgo correrá; la línea metálica no corre el riesgo de la línea de carne. Unicamente  la línea metálica no será pasto de los buitres.

Nuestra línea metálica no tiene posibilidad de putrefacción. Es una línea que se asegura eterna. Nosotros, los que estamos aquí en este momento, la iniciamos con el propósito de que sea eterna. Queremos una línea metálica que del principio al fin esté hecha del mismo metal. No sabemos con seguridad si esa línea es suficientemente fuerte para salvar, pero es fuerte para durar. Para durar por sí sola, como creación nuestra. Todavía no está comprobado si la línea se doblegará bajo el peso de la primera alma que se cuelgue de ella, como sobre los abismos del Infierno.

Cómo es esa línea? Es escurridiza y cilíndrica. Y así como un cabello, a pesar de ser tan fino, tiene lugar dentro de sí para ser hueco –así nuestra línea está vacía. Está desierta por dentro. Pero nosotros, los que estamos aquí, tenemos una predilección y una nostalgia por el desierto como si ya hubiéramos sido decepcionados por la sangre. La dejaremos hueca para que el futuro la llene. Nosotros que, por vitalidad, podríamos haberla llenado de nosotros mismos, nos abstenemos. Así vosotros sois nuestra supervivencia, pero sin nosotros: nuestra misión es suicida. La línea metálica eterna, producto de todos los que estamos reunidos aquí en este momento, esa línea metálica eterna es nuestro crimen contra el hoy y también nuestro más puro esfuerzo. Nosotros la lanzamos al espacio, la lanzamos desde nuestro cordón umbilical y el lanzamiento es para la eternidad. La intención oculta es que, al arrojarla, también nuestro cuerpo – sujeto a ella por el cordón umbilical -sea arrancado del suelo del hoy y se lance hacia el espacio. Esta es nuestra esperanza, esta es nuestra paciencia. Esta es nuestra apuesta de eternidad. La misión es suicida: nos prestamos como voluntarios para el futuro. Somos hombres de negocios que no necesitamos dinero, sino la posteridad. Lo que hemos tomado del presente para nosotros mismos no ha desgastado de manera alguna la eternidad. Hemos amado, pero eso no desgasta el futuro, porque hemos amado exclusivamente a la manera de hoy, lo que algún día será sólo pasto de los buitres;también hemos comido pan con manteca, cosa que tampoco le roba nada al futuro porque el pan con manteca es tan sólo nuestro sencillo placer filial; y en Navidad nos reunimos con la familia. Pero nada de eso perjudica a la línea eterna, que es nuestro verdadero negocio. Somos los artistas del negocio y nos sacrificamos como trueque: nuestro sacrificio es la inversión más rentable. De vez en cuando, tambien sin desgastar la eternidad, nos entregamos a la pasión. Pero eso tranquilamente lo podemos sacar del presente para nosotros mismos, ya que en el futuro seremos sólo los antiguos muertos de los otros. No seremos como nuestros muertos antiguos que nos dejaron, como herencia y peso, la carne y el alma, y ambas inacabadas. Nosotros no. Derrotados por siglos de pasión, derrotados por un amor que resultó inútil, derrotados por una deshonestidad que no dio frutos, invertimos en la honestidad porque es más rentable y creamos la línea del más sincero metal. Legamos una dura y sólida estructura que contiene el vacío. Como en el hueco estrecho de un cabello, para los que vienen será arduo entrar dentro de la línea metálica. Nosotros, que ahora la inauguramos, sabemos que entrar en nuestra línea metálica será la puerta estrecha de los que vienen.

En cuanto a nosotros mismos, así como nuestros hijos se extrañan de nosotros, la línea metálica eterna se extrañará y tendrá vergüenza de nosotros, que la construimos. No obstante, sabemos que se trata de una misión suicida de supervivencia. Nosotros, los artistas del gran negocio, sabemos que la obra de arte no nos entiende. Y que vivir es una misión suicida.

Clarice Lispector - Para no olvidar

Era un ser que elegía. Entre las mil cosas que podría haber sido, se había ido eligiendo. En un trabajo para el que usaba lentes , viendo lo que podía y palpando con las manos húmedas lo que no veía, el ser había ido eligiendo y por eso indirectamente se elegía. Poco a poco se había juntado para ser. Separaba, separaba. En relativa libertad , si se descuenta el furtivo determinismo que había obrado discretamente sin nombrarse. Descontado ese furtivo determinismo, el ser se elegía libre. Lo guiaba el deseo de descubrir el propio determinismo, y el de seguirlo con esfuerzo, porque la línea verdadera es muy tenue, las otras son más visibles. Separaba, separaba. Separaba la cizaña del trigo y lo mejor, lo mejor lo comía el ser. A veces comía lo peor. La elección difícil era comer lo peor. Separaba peligros del gran peligro, y el ser, aunque con miedo, se quedaba con el gran peligro. Sólo para sopesar asustado el peso de las cosas. Apartaba de sí las verdades menores que terminó por no conocer. Quería las verdades difíciles de soportar. Por ignorar las verdades menores, el ser parecía rodeado de misterio; al ser ignorante era un ser misterioso. Se había vuelto también un sabio ignorante, un sabio ingenuo, un olvidadizo que sabía muy bien, un astuto honesto, un pensativo distraído, un nostálgico de lo que había dejado de saber; un melancólico por lo que había perdido  definitivamente, y un valiente porque ya era demasiado tarde. Todo eso, contradictoriamente, dio al ser una alegría sana de campesino que sólo trabaja con lo básico, aunque no sepa cuál es la película de cine. Y todo eso le dio la austeridad involuntaria de cualquier trabajo vital. Elección y acumulación no tenían hora fija de comienzo y fin, duraban tanto como la vida.
Todo eso, contradictoriamente, fue dando al ser la alegría profunda que necesita manifestarse , exponerse y comunicarse. En esa comunicación el ser era ayudado por su don innato de gustar. Y eso ni lo había acumulado ni elegido, era realmente un don. Le gustaba la profunda alegría de los otros. Por don también era capaz de descubrir la soledad que los demás tenían en relación con su propia alegría más profunda. El ser, también por su don, sabía jugar. Y de nacimiento sabía qué gestos, sin herir con el escándalo, transmitían el aprecio que sentía por los demás. Sin sentir siquiera que usaba su don, el ser se manifestaba, daba, sin percibir cuánto daba; amaba sin percibir que a eso lo llamaban amor. El don, en realidad, era como la falta de camisa del hombre feliz; como el ser era muy pobre y no tenía que dar, el ser se daba. Se daba en silencio, y daba lo que había acumulado de sí, como quien llama a los otros para que también lo vean. Todo eso con discreción, porque se trataba de una persona tímida. También era por discreción  que el ser veía en los demás lo que los demás habían reunido de sí mismos; el ser sabía lo difícil que era descubrir la línea tenue del propio destino, lo difícil que era no perderla de vista , cubrirla con el lápiz , equivocándose, borrando, acertando.
Fue así como el equívoco empezó a rodear al ser. Los demás creyeron de una manera casi burda que estaban viendo una realidad inmóvil y fija, y miraban al ser como se mira un retrato. Un retrato muy rico. No comprendieron que para el ser, haber acumulado había sido un trabajo de despojamiento y no de riqueza. Y, por ese equívoco, el ser fue elegido. Por equivocación el ser era amado. Pero sentirse amado sería reconocerse a sí mismo en el amor. Y aquel ser era amado como si fuera otro ser: como si fuera un elegido. El ser vertió las lágrimas de una estatua que de noche, en la plaza, llora inmóvil sobre su caballo de mármol. Falsamente amado, al ser todo le dolía. Pero quien lo había elegido no le daba la mano para bajar del caballo de dura plata, ni quería subir al caballo de pesado oro. Dolor de piedra era el del ser rompiéndose solo en la plaza. Mientras tanto, los seres que lo habían elegido dormían. De miedo? Pero dormían. Nunca había sido mayor la oscuridad en la plaza. Hasta que amanecía. El ritmo de la tierra era tan generoso que amanecía. Pero de noche , cuando llegaba la noche, de nuevo oscurecía. La plaza crecía otra vez. Y otra vez los que lo habían elegido dormían. De miedo quizá, pero dormían. Tenían miedo porque pensaban que tendrían que vivir en la plaza. Los que dormían no sabían que la plaza había sido tan sólo el lugar de trabajo del ser. Pero que para andar él no necesitaba una plaza. Los que dormían no sabían que la plaza había sido una guerra para el ser elegido, y que esa guerra había pretendido justamente conquistar el lado de afuera de la plaza. Pensaban, los que dormían, que el ser elegido, fuese donde fuese, abriría una plaza como quien desenrolla una tela donde pintar. No sabían que la tela, para el ser elegido, había sido tan solo el modo de calcular en un mapa el mundo hacia el cual el ser elegido quería ir. El ser se había preparado toda la vida para ser apto del lado de afuera de la plaza. Es cierto que el ser, al sentirse así preparado como quien se bañó con aceites y perfumes, el ser elegido vio que no le había quedado tiempo para aprender a sonreir. Pero es cierto que eso no había molestado al ser, puesto que era al mismo tiempo su gran expectativa: el ser había dejado toda una tierra que le sería dada por quien quisiera dársela. El cálculo del sueño del ser había sido dejarse intencionalmente incompleto.
Pero algo había fallado. Cuando el ser se veía en la fotografía que los otros le habían sacado, se asombraba humilde delante de lo que los otros habían hecho de él. Habían hecho de él nada más ni nada menos que un ser elegido; es decir, lo habían sitiado. Cómo deshacer el equívoco? Por simplificación y economía de tiempo, habían fotografiado el ser. Y ahora no se referían al ser, se referían a la fotografía. Bastaba además con abrir el cajón para sacar el retrato. Cualquiera, por otra parte, conseguiría una copia. Era barato.
Cuando le decían al ser: te amo (pero, y yo?, y yo? porqué no a mí también?) por qué solamente a mi retrato? el ser se perturbaba porque ni siquiera podía dar las gracias: no tenía nada que agradecer. Y no protestaba, porque sabía que los otros no se equivocaban por maldad; los otros se habían entregado a una fotografía, y las personas no juegan: tienen mucho que perder. Y no podían arriesgarse: sería la fotografía o nada. El ser, por una cuestión de bondad, trataba algunas veces de imitar a la fotografía con el fin de valorizar lo que los otros tenían, es decir, la fotografía. Pero no conseguía mantenerse a la altura simplificada del retrato. Y a veces se confundía por completo: no aprendía a copiar el retrato, y se había olvidado de cómo era cuando no había retrato. de manera que, como se dice del payaso que ríe, el ser algunas veces lloraba bajo su encalada pintura de bufón de la corte.
Entonces el ser elegido intentó un trabajo subterráneo de destrucción de la fotografía. Hacía o decía cosas tan opuestas a la fotografía que esta se erizaba en el cajón. Con la esperanza de volverse más actual que su propia imagen, y que esta tuviera que ser sustituida por menos: por el propio ser. Pero qué sucedió? Sucedió que todo lo que el ser hacía contribuia a retocar el retrato. El ser se había convertido en mero contribuyente. Y un contribuyente fatal; ya no importaba lo que el contribuyente diese; ya no importaba que el contribuyente no diese; todo, incluso morir, adornaba la fotografía.
Y así siguió. Hasta que, profundamente desilusionado en sus más ingenuas aspiraciones, el ser elegido moría tal como se muere. Terminó intentando bajar solo y con gran esfuerzo del caballo de piedra; sufrió varias caídas, pero finalmente aprendió a pasear solo. Y, como se suele decir, la tierra nunca le pareció tan bella. reconoció que aquella era precisamente la tierra para la que se había preparado: no se había equivocado, entonces; el mapa del tesoro tenía las indicaciones correctas. Paseando, el ser tocaba todas las cosas, y con una sonrisa. El ser había aprendido a sonreir. Un buen día...

Clarice Lispector - Para no olvidar

Silencio


Más allá de la oreja, existe un sonido, la extremidad de la mirada, un aspecto, las puntas de los dedos, un objeto: es allí a donde voy.
La punta del lápiz, el trazo.
Donde expira un pensamiento hay una idea, en el último suspiro de alegría, otra alegría, en la punta de la espada, la magia: es allí a donde voy.
En la punta del pie, el salto.
Parece la historia de alguien que fue y no volvió: es allí a donde voy.
¿O no voy? Voy, sí. Y vuelvo para ver cómo están las cosas. Si continúan mágicas. ¿Realidad? Te espero. Es allí a donde voy.
En la punta de la palabra está la palabra. Quiero usar la palabra “tertulia”, y no sé dónde ni cuándo. Al lado de la tertulia está la familia. Al lado de la familia estoy yo. Al lado de mí estoy yo. Es hacia mí adonde voy. Y de mí salgo para ver. ¿Ver qué? Ver lo que existe. Después de muerta es hacia la realidad adonde voy. Mientras tanto, lo que hay es un sueño. Sueño fatídico. Pero después, después todo es real. Y el alma libre busca un canto para acomodarse. Soy un yo que anuncia. No sé de qué estoy hablando. Estoy hablando de nada. Yo soy nada. Después de muerta me agrandaré y me esparciré, y alguien dirá con amor mi nombre.
Es hacia mi pobre nombre adonde voy.
Y de allá vuelvo para llamar al nombre del ser amado y de los hijos. Ellos me responderán. Al fin tendré una respuesta. ¿Qué respuesta? La del amor. El amor es rojo. Los celos son verdes. Mis ojos son verdes. Pero son verdes tan oscuros que en las fotografías salen negros. Mi secreto es tener ojos verdes y que nadie lo sepa.
En la extremidad de mí estoy yo. Yo, implorante, yo, la que necesita, la que pide, la que llora, la que se lamenta. Pero la que canta. La que dice palabras.
¿Palabras al viento? Qué importa, los vientos las traen de nuevo y yo las poseo.
Yo, al lado del viento. La colina de los vientos aullantes me llama. Voy, bruja que soy. Y me transmuto.
Oh, cachorro, ¿dónde está tu alma? ¿Está cerca de tu cuerpo? Yo estoy cerca de mi cuerpo. Y muero lentamente.
¿Qué estoy diciendo? Estoy diciendo amor. Y cerca del amor estamos nosotros.


"Y descubro los enormes espacios helados que tiene en sí, tan sólo interrumpidos por uno que otro bloque de hielo. En otro instante, muy raro -y es necesario estar al acecho días y noches, ayunando de uno mismo, para captar ese instante-, en ese instante conseguí sorprender la sucesión de oscuridades que hay dentro de él. Después, sólo en blanco y negro, recapturé también, con un escalofrío, una de las verdades más difíciles: su gélido silencio sin color. Es necesario entender la violenta ausencia de color en un espejo para poder recrearlo, como si se recrease la violenta ausencia de sabor del agua..."





“Ah, mas para llegar al mutismo, qué gran esfuerzo de la voz. Mi voz es el modo en que busco la realidad, la realidad antes de mi lenguaje, existe un pensamiento que no se piensa, mas por fatalidad me he visto y me veo empujada a precisar saber lo que piensa el pensamiento. La realidad antecede a la voz que la busca, pero como la tierra antecede al árbol, pero como el mundo antecede al hombre, como el mar antecede a la visión del mar, la vida antecede al amor, la materia del cuerpo antecede al cuerpo, y a su vez, el lenguaje habrá precedido un día a la posesión del silencio.

Poseo a medida que designo; y éste es el esplendor de tener un lenguaje. Pero poseo mucho más en la medida que no consigo designar. La realidad es la materia prima, el lenguaje es el modo como voy a buscarla, y como no la encuentro. Pero del buscar y no hallar nace lo que yo no conocía, y que instantáneamente reconozco. El lenguaje es mi esfuerzo humano. Por destino tengo que ir a buscar y por destino regreso con las manos vacías. Mas regreso con lo indecible. Lo indecible me será dado solamente a través del lenguaje. Sólo cuando falla la construcción, obtengo lo que ella no logró.
Y es inútil procurar acortar camino y querer comenzar, sabiendo ya que la voz dice poco, comenzando ya por ser impersonal. Pues existe la trayectoria, y la trayectoria no es sólo un modo de ir. La trayectoria somos nosotros mismos…”





Es tan vasto el silencio de la noche en la montaña. Y tan despoblado. En vano uno intenta trabajar para no oírlo, pensar rápidamente para disimularlo. O inventar un programa, frágil punto que mal nos une al súbitamente improbable día de mañana. Cómo superar esa paz que nos acecha. Silencio tan grande que la desesperación tiene vergüenza. Montañas tan altas que la desesperación tiene vergüenza. Los oídos se afilan, la cabeza se inclina, el cuerpo todo escucha: ningún rumor. Ningún gallo. Cómo estar al alcance de esa profunda meditación del silencio. De ese silencio sin memoria de palabras. Si es muerte, cómo alcanzarla.

Es un silencio que no duerme: es insomne; inmóvil, pero insomne; y sin fantasmas. Es terrible: sin ningún fantasma. Inútil querer probarlo con la posibilidad de una puerta que se abra crujiendo, de una cortina que se abra y diga algo. Está vacío y sin promesas. Si por lo menos se escuchara al viento. El viento es ira, la ira es vida. O nieve. La nieve es muda pero deja rastro, lo emblanquece todo, los niños ríen, los pasos resuenan y dejan huella. Hay una continuidad que es la vida. Pero este silencio no deja señales. No se puede hablar del silencio como se habla de la nieve. No se puede decir a nadie como se diría de la nieve: ¿oíste el silencio de esta noche? El que lo escuchó, no lo dice.

La noche desciende con las pequeñas alegrías de quien enciende lámparas, con el cansancio que tanto justifica el día. Los niños de Berna se duermen, se cierran las últimas puertas. Las calles brillan en las piedras del suelo y brillan ya vacías. Y al final se apagan las luces más distantes.
Pero este primer silencio todavía no es el silencio. Que espere, pues las hojas de los árboles todavía se acomodarán mejor, algún paso tardío tal vez se oiga con esperanza por las escaleras.
Pero hay un momento en que del cuerpo descansado se eleva el espíritu atento, y de la tierra, la luna alta.

Entonces él, el silencio, aparece.
El corazón late al reconocerlo.




                                                    Obra artística de Guillermo Chavez 
“Necesito que mi pintura se pueda escuchar –insiste el artista– escuchar los metales tintineando, las voces de los personajes, el crujir de los armatostes... es como un reto interminable el que me plantea cada pintura pues en cada cuadro concluido aparece una nueva llavecita para abrir el siguiente secreto, la siguiente travesía de esos personajes sincréticos, curanderos, guerreros, santos y magos”, añade antes de volver a Chiclayo- Guillermo Chavez


Se puede pensar rápidamente en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perdieron. Pero es inútil huir: el silencio está ahí. Aun el sufrimiento peor, el de la amistad perdida, es sólo fuga. Pues si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -cómo ardemos por ser llamados a responder-, pronto se descubre que de ti nada exige, quizás tan sólo tu silencio. Cuántas horas se pierden en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga, como esperamos en vano ser juzgados por Dios. Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forzadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano mostrar al fin su indignidad y ser perdonado con la justificación de que es un ser humano humillado de nacimiento.

Hasta que se descubre que él ni siquiera quiere su indignidad. Él es el silencio.

Puede intentar engañársele, también. Se deja caer como por casualidad el libro de cabecera en el suelo. Pero, horror, el libro cae dentro del silencio y se pierde en la muda y quieta vorágine de éste. ¿Y si un pájaro enloquecido cantara? Esperanza inútil. El canto apenas atravesaría como una leve flauta el silencio.
Entonces, si se tiene valor, no se lucha más. Se entra en él, se va con él, nosotros los únicos fantasmas de una noche en Berna. Que entre. Que no espere el resto de la oscuridad delante de él, sólo él mismo. Será como si estuviéramos en un navío tan descomunalmente grande que ignoráramos estar en un navío. Y éste navegara tan largamente que ignoráramos que nos estamos moviendo. Más de eso, nadie puede. Vivir en la orla de la muerte y de las estrellas es una vibración más tensa de lo que las venas pueden soportar. No hay, siquiera, un hijo de astro y de mujer como intermediario piadoso. El corazón tiene que presentarse frente a la nada sólito y sólito latir alto en las tinieblas. Sólo se escucha en los oídos el propio corazón. Cuando éste se presenta completamente desnudo, no es comunicación, es sumisión. Además, nosotros no fuimos hechos sino para el pequeño silencio.

Si no se tiene valor, que no se entre. Que se espere el resto de la oscuridad frente al silencio, sólo los pies mojados por la espuma de algo que se expande dentro de nosotros. Que se espere. Un insoluble por otro. Uno al lado del otro, dos cosas que no se ven en la oscuridad. Que se espere. No el fin del silencio, sino la ayuda bendita de un tercer elemento, la luz de la aurora.
Después, nunca más se olvida. Es inútil intentar huir a otra ciudad. Porque cuando menos se lo espera, se puede reconocerlo de repente. Al atravesar la calle en medio de las bocinas de los autos. Entre una carcajada fantasmagórica y otra. Después de una palabra dicha. A veces, en el mismo corazón de la palabra. Los oídos se asombran, la mirada se desvanece: helo ahí. Y desde entonces, él es fantasma.

Clarice Lispector - El silencio


"Quiero escribirte como quien aprende. Fotografío cada instante. Profundizo en las palabras como si pintase, más que un objeto, su sombra. No quiero preguntar por qué, se puede preguntar siempre por qué y siempre continuar sin respuesta: conseguiré entregarme al expectante silencio que sigue a una pregunta sin respuesta? Aunque adivine que en algún lugar o en algún tiempo existe la gran respuesta para mí. Y después sabré cómo pintar y escribir, después de la extraña pero íntima respuesta. Escúchame, escucha el silencio. Lo que te hablo nunca es lo que te hablo y sí otra cosa. Capta esa cosa que se me escapa y sin embargo vivo de ella y estoy ante la brillante oscuridad. Un instante me lleva insensiblemente a otro y el tema atemático se va desarrollando sin plano pero geométrico como las figuras sucesivas en un caleidoscopio." 

Agua Viva de Clarice Lispector



En la historia de la conciencia humana, lo primero que evolucionó fue la magia, combinación de ciencia y religión. De ella, nosotros, los magos, brujos escribientes...








"Tengo miedo de escribir (?) Es tan peligroso. Quien lo ha intentado lo sabe. Peligro de hurgar en lo que está oculto, pues el mundo no está en la superficie, está oculto en sus raíces sumergidas en las profundidades del mar. Para escribir tengo que instalarme en el vacío. Es en este vacío donde existo intuitivamente. Pero es un vacío terriblemente peligroso, de él extraigo sangre. Soy un escritor que tiene miedo de la celada de las palabras: Las palabras que digo esconden otras, ¿cuáles? Tal vez las diga. Escribir es una piedra lanzada a lo hondo del pozo.

Meditación leve y suave sobre la nada. Escribo casi totalmente liberada de mi cuerpo. Como si éste levitase. Mi espíritu está vacío por tanta felicidad. Tengo ahora una libertad íntima sólo comparable a un cabalgar sin destino a campo traviesa. ¿Será mi destino alcanzar la libertad? No hay una arruga en mi espíritu, que se explaya en espuma fugaz. Ya no me siento acosada. Estado de gracia.

Estoy oyendo música. Debussy usa la espuma del mar que muere en la arena, refluyendo y fluyendo. Bach es matemático. Mozart es lo divino impersonal. Chopin cuenta su vida más íntima. Schubert a través de su yo, llega al clásico yo de todo el mundo. Beethoven es la emulsión humana en tempestad que busca lo divino y sólo lo alcanza en la muerte. Yo, que no pido música, sólo llego al umbral de la palabra nueva. Sin valor para exponerla. Mi vocabulario es triste y a veces Wagneriano, polifónico- paranoico. Escribo de manera muy sencilla y desnuda. Por eso hiere. Soy un paisaje agrisado y azul (metafísico?) Me elevo en la fuente seca y en la luz fría. Quiero un escribir desaliñado y estructural como el resultado de escuadras, de compases, de agudos ángulos de un estrecho triángulo enigmático. ¿Escribir "existe por sí mismo? No. Es sólo el reflejo de una cosa que pregunta. Yo trabajo con lo inesperado. escribo como escribo, sin saber cómo ni por qué: escribo por fatalidad de voz. Mi timbre soy yo Escribir es un interrogante. ¿Es así?

¿Me estaré traicionando?¿Estaré desviando el curso de un río? Tengo que confiar en ese río abundante¿ O habré puesto un azud en el curso de un río? Intento abrir las compuertas, quiero ver brotar el agua con ímpetu. Quiero que haya un clímax en cada frase de este libro.

Paciencia, que los frutos serán sorprendentes..."

Clarice Lispector






Este es un libro silencioso. Y habla, habla en voz baja. Este es un libro flamante; recién salido de la nada. Se toca al piano, delicada y finamente al piano, y todas las notas son límpidas y perfectas, unas separadas de las otras. Este libro es una paloma mensajera. Escribo para nada y para nadie. Si alguien me lee será por su propia cuenta y riesgo. No hago literatura: sólo vivo al paso del tiempo. El resultado fatal de que yo viva es el acto de escribir. Hace tantos años que me perdía de vista que vacilo en intentar encontrarme. Me da miedo comenzar. Existir me da a veces taquicardia. Me da tanto miedo ser yo. Soy tan peligrosa. Me pusieron un nombre y me apartaron de mí. Siento que no estoy escribiendo todavía. Presiento y quiero un hablar más fantasioso, más exacto, con mayor arrobamiento, que hago volutas en el aire. Cada nuevo libro es un viaje. Pero un viaje con los ojos vendados por mares jamás vistos; con la venda en los ojos, el terror de la oscuridad es total. Cuando siento una inspiración, muero de miedo porque sé que de nuevo viajaré sola por un mundo que me rechaza. Pero mis personajes no tienen la culpa de que asi sea y entonces los trato lo mejor posible. Ellos vienen de ningún lugar. Son la inspiración. Inspiración no es locura. Es Dios. Mi problema es el miedo a volverme loca. Tengo que controlar. Existen leyes que rigen la comunicación. Una condición es la impersonalidad. Separarse e ignorar son el pecado en un sentido general. Y la locura es la tentación de poderlo todo. Mis limitaciones son la materia prima que ha de trabajarse mientras no se alcance el objetivo. Yo vivo en carne viva, por eso me interesa darle cuerpo a mis personajes. Pero no aguanto y los hago llorar sin venir a qué.




¿Raíces que no están plantadas y se mueven por sí solas o la raíz de un diente? Pues también yo suelto mis amarras dentro de mí, yo que escribo para librarme de la difícil carga de ser una persona. En cada palabra late un corazón. Escribir es esa búsqueda de la veracidad íntima de la vida. Vida que me molesta y deja a mi propio corazón trémulo el dolor incalculable que parece necesario para mi maduración; ¿maduración? Hasta ahora he vivido sin madurar! Si. Pero parece que ha llegado el momento de aceptar de lleno la vida misteriosa de los que un día morirán. Tengo que comenzar por aceptarme y no sentir el horror punitivo del cada vez que caigo, pues cuando caigo la raza humana cae también conmigo. ¿Aceptarme plenamente? Es una violencia contra mi vida. Cada cambio, cada proyecto nuevo causa asombro; mi corazón está asombrado. Por eso toda palabra mía tiene un corazón donde circula sangre. Todo lo que aquí escribo está forjado en mi silencio y en la penumbra. Veo poco, casi nada oigo. Me sumerjo por fin en mi hasta la matriz del espíritu que me habita. Mi fuente es oscura. (Y mi Amor bien luminoso) Estoy escribiendo porque no sé que hacer de mí. Es decir; no sé que hacer con mi espíritu. El cuerpo informa mucho. Pero yo desconozco las leyes del espíritu. El divaga."


" Sé la voz... no el eco"




"El placer que nace duele tanto en el pecho que se prefiere sentir el acostumbrado dolor al insólito placer. La alegría verdadera no tiene explicación posible, no tiene la posibilidad de ser comprendida, y se parece al inicio de una perdición irrecuperable. Ese fundirse total es insoportablemente bueno, como si la muerte fuera nuestro bien mayor y final, sólo que no es la muerte, es la vida inconmensurable que llega a parecerse a la grandeza de la muerte. Se debe dejar que la alegría inunde de a poco, pues es la vida que nace. Y quien no tenga fuerza, que antes cubra cada nervio con una película protectora, con una película de muerte para poder tolerar la vida. Esa película puede consistir en cualquier acto formal protector, en cualquier silencio o en varias palabras sin sentido. Pues el placer no es para que con él se juegue.
El es nosotros."

Fragmento de "El nacimiento del placer" del libro Aprendiendo a vivir






"Aquel día, pues, él conoció una de las formas extrañas de la estabilidad: la estabilidad del deseo irrealizable. La estabilidad del ideal intangible. El, que era un ser consagrado a la moderación, se sintió por primera vez atraído por lo inmoderado: una atracción por el extremo imposible.
En una palabra, por lo imposible. Y por primera vez sintió, en consecuencia, amor por la pasión.
Y fue como si se le curase la miopía y viese el mundo claramente. Fue la visión más simple y profunda que hubiera tenido del Universo donde había vivido o viviría."

Un fragmento del cuento, Miopía progresiva



"aprendiendo a crecer como a escribir(me), ser(es) un dolor? 

dolor de ser, dolor de escribir(se) un instante inicial de aprensión, temor y rechazo ante la promesa del goce, ante la captura final del placer" 

y el punto final del placer, si es que existe punto final como en el deseo, porqué lo silencia la escritora?

El cisma, el punto de quiebre ha sido el cuerpo, lo ha marcado el cuerpo como compañero de la intuición. Cuerpo huella, como cuerpo textual de una novela "incompleta"

"Un aprendizaje comienza en una coma y acaba en dos puntos, surgiendo la existencia de un texto posible antes del incómodo gerundio que abre la novela y otro después de la inacabada revelación final de Ulises" 

Discute, como la escritura "con la punta de los dedos", como un aprendizaje explicita la voluntad de experimentar con la forma" En este momento de distancia consigue asomarse a su condición existencial: 

Es que ella misma, por extrañarse, estaba siendo (...) y estaba fascinada con el encuentro consigo misma, fascinación por el progreso hacia la novedad de sí. Al fin y al cabo estamos frente a una novela de aprendizaje" 

Eso que ve todo acontecer y des-acontecer y lo relata, siendo...

"Amor también es regalarse uno al otro la propia soledad?" 


Clarice lo pregunta, yo lo afirmo



"Entonces escribir es el modo de quien usa la palabra como carnada:la palabra pescando lo que no es palabra. Cuando esa no-palabra muerde la carnada, algo se ha escrito. Una vez que se pescó la entrelínea, se puede con alivio tirar la palabra. Pero ahí cesa la analogía: la no-palabra, al morder la carnada, la incorporó. Lo que salva entonces es leer "distraídamente"." Clarice Lispector


"Y descubro los enormes espacios helados que tiene en sí, tan sólo interrumpidos por uno que otro bloque de hielo. En otro instante, muy raro -y es necesario estar al acecho días y noches, ayunando de uno mismo, para captar ese instante-, en ese instante conseguí sorprender la sucesión de oscuridades que hay dentro de él. Después, sólo en blanco y negro, recapturé también, con un escalofrío, una de las verdades más difíciles: su gélido silencio sin color. Es necesario entender la violenta ausencia de color en un espejo para poder recrearlo, como si se recrease la violenta ausencia de sabor del agua..." Para no olvidar- Clarice


"Ya me caí muchas veces pensando que no me levantaría, ya me levanté muchas veces pensando que no me caería más. Ya llamé a quien no quería sólo para no llamar a quien realmente quería. Ya corrí detrás de un carro, por llevarse lejos a quien amaba. Ya he llamado a mi madre en el medio de la noche, huyendo de una pesadilla. Pero ella no apareció y fue una pesadilla peor todavía. Ya llamé a personas cercanas de “amigos” y descubrí que no lo eran… a algunas personas nunca necesité llamarlas de ninguna manera y siempre fueron y serán especiales para mí…"
Soplo de vida

"No me den fórmulas ciertas, porque no espero acertar siempre. No me muestren lo que esperan de mí porque voy a seguir mi corazón! No me hagan ser lo que no soy, no me inviten a ser igual, porque sinceramente soy diferente! No sé amar por la mitad, no sé vivir de mentira, no sé volar con los pies en la tierra. Soy siempre yo misma, pero con seguridad no seré la misma para siempre!"
Un soplo de vida.




sábado, 6 de julio de 2019

Un aprendizaje o el libro de los placeres - Clarice Lispector





"Existe un ser que vive dentro de mí como si fuese su propia casa, y lo es. Se trata de un caballo negro y lustroso que a pesar de ser enteramente salvaje -ya que nunca vivió antes en nadie ni jamás le habían puesto riendas y montura- a pesar de ser enteramente salvaje tiene por eso mismo una dulzura
primaria de quien no tiene miedo: come a veces de mi mano.
Su hocico es húmedo y fresco. Le beso el hocico. Cuando yo muera el caballo negro quedará sin casa
y va sufrir mucho. Al menos que elija otra casa y que esta otra casa no tenga miedo de eso que es al mismo tiempo salvaje y suave.
Aviso que no tiene nombre. Basta llamarlo y se da con su nombre. O no, pero, una vez llamado con dulzura y autoridad, él va.
Si husmea y siente que un cuerpo-casa está libre, trota sin ruido y va. Aviso también que no se debe temer a su relinchar: nos engañamos y pensamos que nosotros mismos estamos relinchando de placer o de cólera, nos asustamos con el exceso de dulzura de lo que es esto por primera vez."


"Qué es el caballo? Es la libertad tan indomable que se torna inútil aprisionarlo para que sirva al hombre: se deja domesticar, pero con unos simples movimientos de sacudida rebelde de cabeza, agitando las crines como una cabellera suelta, demuestra que su íntima naturaleza es siempre bravía, límpida y libre. La forma del caballo representa lo mejor del ser humano."

"Tengo un caballo dentro de mí que raramente se expresa. Pero cuando veo a otro caballo entonces el mío se expresa. Su forma habla."

"...Es un animal que se expresa por la forma. Cuando ve montañas, césped, gente, cielo, domina hombres y su propia naturaleza."

"Qué es lo que hace al caballo ser de brillante naturaleza? Es la dulzura de quien asumió la vida y su arco iris. Esa dulzura se objetiva en el pelo suave que deja adivinar los elásticos músculos ágiles y controlados."





"Todo caballo es salvaje y arisco cuando manos inseguras lo tocan."

Él y yo

"Intentando poner en frases mi más oculta y sutil sensación y desobedeciendo mi necesidad exigente de veracidad, yo diría: si pudiese haber escogido, me habría gustado nacer caballo.
Pero,quién sabe, quizás el caballo no sienta el gran símbolo de vida libre que nosotros sentimos en él.
Debo concluir entonces que el caballo sería sobre todo para ser sentido por mí?
El caballo representa la animalidad bella y suelta del ser humano?
¿Lo mejor del caballo el ser humano ya lo tiene? Entonces abdico de ser un caballo
y con gloria paso a mi humanidad. El caballo me indica lo que soy."

"Nunca más descansaré porque robé el caballo de caza de un Rey. Soy, ahora, peor que yo misma!
Nunca más descansaré: robé el caballo de caza del Rey en el hechizado Sabath.
Se adormeció un instante, el eco de un relincho me despertó. Era inútil intentar no ir.
En la oscuridad de la noche el resollar me estremeció. Finjo que duermo pero en el silencio el jinete respira.
Todos los días será igual: ya al atardecer comienzo a ponerme melancólica y pensativa.
Sé que el primer tambor en la montaña del mal hará la noche, sé que el  tercero me envolverá en su tormenta. Al quinto tambor ya estaré con mi codicia de caballo fantasma.
Hasta que de madrugada, los últimos tambores levísimos, me encontrarán sin saber cómo junto a un arroyo
fresco, sin saber jamás lo que hice, al lado de la enorme y cansada cabeza de caballo."

"Pero, cansada de qué? Qué hicimos, yo y el caballo, nosotros, los que trotamos en el infierno de la alegría
del vampiro? Él, el caballo del Rey, me llama. Resisto, en medio de una crisis de sudor, y no voy.
Desde la última vez en que descendí de su silla de plata, era tan grande mi tristeza humana por haber sido lo que no tenía que ser, que juré que nunca más.

El trote, empero, continúa en mí. Converso, arreglo la casa, sonrío, pero sé que el trote está en mí.
Siento su falta hasta morir.

No, no puedo dejar de ir.

Y sé que de noche, cuando él me llame, iré. Quiero todavía que una vez más el caballo conduzca mi pensamiento. Fue con él que aprendí. Si es pensamiento esta hora entre latidos.
Comienzo a entristecer porque sé cómo el ojo (oh, sin querer, no es culpa mía), cómo el ojo sin querer
ya resplandece de perverso regocijo: sé que iré.

Cuando de noche él me llame, atrayéndome al infierno, iré. Desciendo como un gato por los tejados.
Nadie sabe, nadie ve. Sólo los perros ladran presintiendo lo sobrenatural.

Y me presento, en la oscuridad, al caballo que me espera, caballo de realeza, me presento muda y con fulgor. Obediente a la Bestia.

Detrás de nosotros corren cincuenta y tres flautas. Al frente, un clarinete nos alumbra, a nosotros,
los impúdicos cómplices del enigma. Y nada más me es dado saber.

De madrugada yo nos veré exhaustos junto al arroyo, sin saber qué crímenes cometimos hasta llegar a la
inocente madrugada.

En mi boca y en sus patas la marca grande de la sangre. ¿Qué hemos inmolado?

De madrugada estaré de pie al lado del jinete ahora mudo, con el resto de las flautas todavía resbalando
por los cabellos. Los primeros signos de una iglesia a lo lejos nos estremecen y nos ahuyentan, nos
desvanecemos frente a la cruz.

La noche es a mi vida como el caballo diabólico, y ya soy la hechicera del horror.
La noche es mi vida, anochece, la noche pecadoramente feliz es la vida triste que es mi orgía: eh, roba,
roba de mí al jinete porque de robo en robo hasta la madrugada yo ya robé para mí y para mi
compañero fantástico, y de la madrugada ya hice un presentimiento de terror de demoníaca alegría
malsana.

Líbrame, roba deprisa al jinete mientras es hora, mientras todavía no anochece, mientras es de día
sin tinieblas, si es que todavía hay tiempo, pues al robar al jinete tuve que matar al Rey, y al asesinarlo
robé la muerte del Rey. Y la alegría orgiástica de nuestro asesinato me consume de terrible placer.
Roba deprisa el caballo peligroso del Rey, róbame  antes de que la noche venga y me llame."

Clarice Lispector



"Como sobrepasar esa paz que nos acecha (...) Montañas tan altas que la desesperación siente pudor.
Los oídos se agudizan, la cabeza se inclina, todo el cuerpo escucha: ningún rumor. Ningún gallo posible.

Cómo estar al alcance de esa profunda meditación de silencio?
De ese silencio sin recuerdo de palabras. Si eres muerte, cómo bendecirte?
Es un silencio...Es vacío sin promesa Como yo, Ulises? Si al menos hubiese viento.
Viento es ira, ira es la vida. (...)

Durante el día eso es tan intenso que la noche aún permanece poblada. Hay una continuidad que es la vida. Pero este silencio no deja pruebas.No se puede hablar de silencio como se habla de nieve.
El silencio es la profunda noche secreta del mundo. Y no se puede hablar del silencio como se habla de nieve: sentiste el silencio de esas noches?
Quien oyó no lo dice. Hay una masonería del silencio que consiste en no hablar de él y de adorarlo sin palabras.

La noche, Ulises, desciende con sus pequeñas alegrías de quien enciende lámparas, con el cansancio que tanto justifica el día. Los chicos de Berna adormecen, se cierran las últimas puertas. Las calles brillan en losas y brillan ya vacías.

Y al final se apagan las luces de las casas. Sólo uno que otro poste iluminado para iluminar el silencio.

Pero este primer silencio, Ulises, todavía no es el silencio. Que se espere, pues las hojas de los árboles aún se arreglarán mejor, algún paso tardío tal vez se oiga con esperanza por las escaleras.
Pero hay un momento en que del cuerpo descansado se yergue el espíritu atento, y de la Tierra y de la Luna. Entonces él, el silencio, aparece. Y el corazón late al reconocerlo: pues él está dentro nuestro.

Se puede pensar rápido en el día que pasó. O en los amigos que pasaron y para siempre se perderán.
Pero es inútil eludirlo: está el silencio. Aún el peor sufrimiento, el de la amistad perdida, es simplemente fuga. Ya que si al principio el silencio parece aguardar una respuesta -como arde, Ulises, por ser llamada y responder; temprano se descubre que no te exige nada, tal vez sólo tu silencio.

Pero los de la masonería saben de esto. Cuántas horas perdí en la oscuridad suponiendo que el silencio te juzga -como esperé en vano ser juzgada por Dios (por quién? por qué?) Surgen las justificaciones, trágicas justificaciones forjadas, humildes disculpas hasta la indignidad. Tan suave es para el ser humano finalmente mostrar su indignidad y ser perdonado con la justificación de que se es un ser humano humillado de nacimiento.

Hasta que se descubre, Ulises -no quiere tu indignidad. El es el Silencio. El es el Dios?
Se puede intentar engañarlo también. Se deja que el libro de la mesa de luz se caiga al suelo como por casualidad. Pero -horror- el libro cae dentro del silencio y se pierde en su muda e inmóvil vorágine.
Y si un pájaro enloquecido cantase? Esperanza inútil. El canto apenas atravesaría el silencio como una leve flauta. Lo que más se parecía, en el dominio del sonido, con el silencio, era una flauta.

Entonces, si hay coraje, no se lucha más. Se entra en él, se va en él al Infierno? Se va con él, nosotros los únicos fantasmas de una noche en Berna. Que se entre. Que no se espere el resto de la oscuridad dentro suyo, solamente él. Es como si estuviésemos en un navío tan descomunalmente enorme que ignorásemos estar en un navío. Y si este navegase tan eternamente que ignorásemos estar yendo.

Más que eso un hombre no puede.

Vivir al borde de la muerte y de las estrellas es vibración más tensa de lo que las venas pueden soportar. No hay ni siquiera un hijo de astro y de mujer como intermediario piadoso. El corazón tiene que presentarse delante de la Nada solo y solo latir en silencio  de una taquicardia en las tinieblas. Sólo se siente en los oídos el propio corazón. Cuando este se presenta todo desnudo, ni siquiera es comunicación,es sumisión.
Porque no fuimos hechos sino para el pequeño silencio, no para el silencio astral.

Si no hay coraje, que no se entre. Que se espere el resto de la oscuridad delante del silencio, sólo los pies mojados por la espuma de algo que se esparce desde dentro nuestro. Que se espere. Un insoluble por otro. Uno al lado del otro, dos cosas que no ven en la oscuridad. Que se espere. No el fin del silencio sino el auxilio bendito de un tercer elemento: la luz de la aurora.

Después nunca más se olvida (...) Después de decir una palabra. A veces en el propio corazón de la palabra se reconoce el Silencio. Los oídos se asombran, la mirada se aclara -helo ahí. Y esta vez él es fantasma."

Clarice Lispector

lunes, 1 de julio de 2019

"Coordenadas y tareas titanicas" inspirada en George Perec "Especies de espacios"



Y así como coordenadas que entrecruzaron espacio tiempo, virtuales?
Al fin y al cabo "para decir algo antes inexistente" hasta terminar con el canto de aves ficticias aprisionadas en una máquina de cifras abstractas: horas, minutos, segundos, mientras una novela transcurre en ese instante, hilando una duración.

"Juntos", es como un fragmento de ficción, sin planos, sin brújula ni guía, sin siquiera un índice. Leer, leer, aquí y allá. Alrededor o dentro del vacío, la vida se vive ella misma y cambian las estaciones.

Y con ellas cambiamos y perduramos.

Así comienza un simulacro de espacio, con solo palabras, signos en el blanco de la hoja, en el blanco de la pantalla:

De recovecos y tareas titanicas



¿Cuántos recovecos? reflexionaba, mientras limpiaba la heladera.

Hoy me decidí entrar en acción con una de las tareas más titánicas del ama de casa, una de las que no sólo llevan más tiempo, sino que son de las más desagradables a mi gusto, junto con la limpieza de los vidrios de las ventanas y los baños: limpiar la heladera.

Sería divertido hacer una pregunta general a las amas y amos de casa, para conocer cuáles ocupan el primer lugar, y se ganan el primer premio.

Y no sólo recovecos, como los que llevamos en nuestro interior, sino también, cuánta historia reflejada en las manchas del tiempo, los salpicones de mayonesa de hace siglos, los cartelitos de propagandas, teléfonos de comidas para encargar, almacenes recomendados y la agenda mensual de pipetas para la perras (bueno, la mía personal, no precisamente tendría el espacio suficiente en la puerta de la heladera





Hoy recordé un libro de mis preferidos "Especie de espacios" de George Perec, personalmente muy inspirador cuando dice:

"Cuando en una habitación se cambia de sitio la cama, se puede decir que se cambió la habitación o qué? y cuánto es el tiempo que pasamos en ciertas habitaciones de la casa?"


El comedor también es una de ellas y le agregaría: Y cuando limpiamos la heladera u ordenamos alguna habitacion...se puede decir que nos limpiamos a nosotros mismos o qué?

Además, me he apropiado de varias habitaciones ...y resulta que no existe ninguna en la que no esté mi toque. La personal, la íntima? se diría que es un funcional: comedor, cocina, dormitorio, biblioteca. (?) Claro que casualmente o no, no posee heladera. Y hasta en ciertas ocasiones, con una presencia, ha dejado de ser mi espacio personal para ceder la invitacion al vacio...

Es que puede pensarse "un espacio sin función" (existe?) como pensar la nada? Cómo pensar la nada sin poner automáticamente algo alrededor de la nada, lo cual produce un agujero en el que rápidamente se pone algo, una práctica, una función, un destino, una mirada, una necesidad, una ausencia, un excedente? cómo prescindir de las funciones, los ritmos, las costumbres, cómo prescindir de la necesidad?

Y el interior de una heladera nos muestra también eso:  la necesidad!

Y surgen las puertas que paran y separan. Rompen el espacio, lo escinden, se imponen. Eso si pueden cerrarse, pero en casa casi no quedan puertas con llave, y algunos espacios ya no tienen puertas, sólo queda el espacio vacío. Aunque aún comunican: "No se puede ir de uno a otro lado dejándose llevar, no se pasa de uno a otro lado, ni en un sentido ni en otro: es necesario una contraseña, franquear el umbral, un paso, un corte, una transición..asi, ves, como las estaciones...

Durante mucho tiempo me acosté por escrito, como con la palabra hablada, hice mi cama... y de la almohada el silencio, que es mío y personal. Mi pleno océano tempestuoso y calmo.

Y he viajado mucho al fondo de mi cama, pequeña mónada también compartida con mis mascotas. "El miedo y el terror incluso se hicieron presentes a pesar de la protección de mantas y de la propia almohada" Hasta puedo escribir una bitácora de mis camas: la simple cucheta, los plácidos colchones al piso estilo oriental, las de acompañante de hospital, las bolsas de campaña, las camas de amigos con los espacios para lo disponible. Un libro siempre.



Inspiración en las letras de George Perec "Especies de espacios"