domingo, 10 de noviembre de 2019

Simples palabras - Silvina Ocampo y otros



Una que abre la sala de sentir la maravilla que somos,
otra que da paso al cuarto de perder el miedo.
Una tercera que nos deja entrar en el comedor de la generosidad.
y la cuarta, la de la terraza de la inspiración.
Después encontramos la llave del dormitorio del agradecimiento,
la del taller de creatividad,
una séptima que abre el altillo del elevar la consciencia
y la octava, la que al girar deja de par en par el salón de los milagros.
Hay una novena que abre la alacena de la fortaleza de espíritu,
y una décima para dejarnos pasar a la biblioteca de la libertad.
La once abre el buzón de la verdad,
como la doce que da acceso al garaje de las no-limitaciones.
La trece corresponde al desván del compartir,
tan fundamental como la número catorce, la del estudio del arte que sana.
La llave quince puede mostrar el invernadero de la paz…
y por último, la dieciséis que es nada más y nada menos la que abre tu corazón.

Alejandro Jodorowsky









Todo se disgrega en esa intensidad. Somos inconstantes y frágiles en la felicidad, y proyectamos el futuro con una ceguera estática y una perfección imposible.
Revivimos el pasado sin comprender que sucedió en realidad, y algo nos impide aceptar el tiempo, sus señales y decadencias.
Es una comprensión absoluta de lo azaroso de casi todo.
Quiero una realidad que no me pese, que tenga el sabor de una libertad fluida, de cómo ejercer la voluntad sin responder a los deseos de Otro.
Ese más allá intangible que nos rodea, nos limita y nos empuja.
Y queda si, tan sólo, esa esencia que revive una y otra vez
esos momentos fugaces.


"Como el Dios del primer versículo de la Biblia, cada escritor crea un mundo. Esa creación, a diferencia de la divina, no es ex nihilo; surge de la memoria, del olvido que es parte de la memoria, de la literatura anterior, de los hábitos de un lenguaje y, esencialmente, de la imaginación y de la pasión. [...]

Silvina Ocampo nos propone una realidad en la que conviven lo quimérico y lo casero, la crueldad minuciosa de los niños y la recatada ternura, la hamaca paraguaya de una quinta y la mitología. [...] Le importan los colores, los matices, las formas, lo convexo, lo cóncavo, los metales, lo áspero, lo pulido, lo opaco, lo traslúcido, las piedras, las plantas, los animales, el sabor peculiar de cada hora y de cada estación, la música, la no menos misteriosa poesía y el peso de las almas, de que habla Hugo.
De las palabras que podrían definirla, la más precisa, creo, es genial."


Jorge Luis Borges


En tu jardin secreto hay mercenarias 
dulzuras, avidas proclamaciones, 
crueldades con sutiles corazones, 
hay ladrones, sirenas legendarias. 

Hay bondades en tu aire,solitarias 
multiplican arcanas perfecciones. 
Se ahondan en angostos callejones, 
tus arboles con ramas arbitarias.

Alguna vez oi el chirrido frio 
de un porton  que al cerrarse me dejaba 
prisionera, perdida, siempre esclava 

de tu felicidad que junto a un rio 
bajaba entre las frondas a un abismo 
de intermitente luz, con tu exorcismo.

Silvina Ocampo,
nació en Buenos Aires en 1903, en la casa de la calle Viamonte 550. 
Hija de Manuel Silvino Ocampo y Ramona Aguirre, una familia aristocrática bonaerense. 
Desde pequeña estudió pintura y mostró inclinación por la poesía. 
En su juventud estudió dibujo en Paris con Giorgio de Chirico






Envejecer tambien es cruzar un mar de humillaciones cada dia; 
es mirar a la victima de lejos, con una perspectiva 
que en lugar de disminuir los detalles los agranda. 
Envejecer es no poder olvidar lo que se olvida. 
Envejecer transforma a una victima en victimario. 

Siempre pense que las edades son todas crueles, 
y que se compensan o tendrian que compensarse 
las unas con las otras. De que me sirvio pensar de este modo? 
Espero una revelacion. Porque sera que un arbol 
embellece envejeciendo? Y un hombre espera redimirse 
solo con los despojos de la juventud. 

Nunca pense que envejecer fuera el mas arduo de los ejercicios, 
una suerte de acrobacia que es un peligro para el corazon. 
Todo disfraz repugna al que lo lleva. La vejez 
es un disfraz con aditamentos inutiles. 
Si los viejos parecen disfrazados, los niños tambien. 
Esas edades carecen de naturalidad. Nadie acepta 
ser viejo porque nadie sabe serlo, 
como un arbol o como una piedra preciosa. 

Soñaba con ser vieja para tener tiempo para muchas cosas. 
No queria ser joven, porque perdia el tiempo en amar solamente. 
Ahora pierdo mas tiempo que nunca en amar, 
porque todo lo que hago lo hago doblemente. 
El tiempo transcurido nos arrincona; nos parece 
que lo que quedo atras tiene mas realidad 
para reducir el presente a un interesante precipicio. 

Silvina Ocampo




Hay un espacio profundo Veo transitar las formas, los colores y los sonidos delante de mi. 

Ella esta alli, es ella? Es la que realmente veo? O es la que imagino ver? Cuan fidedigna es mi percepcion? 

Cierro los ojos y respiro, hondo. Huelo pasto mojado y rosas humedas. Escucho grillos intermitentes.
Un sonido hueco de pasos se pierde hasta el fin de la calle. Voy mas hacia adentro, inhalo. El aire fresco recorre mis pulmones trayendo el aliento de la noche. 

Mi corazon se agita, sonrio. Eureka! ahora lo se, es verdad. Ella es lo que yo quiero que sea. Exactamente asi. Porque no tengo expectativas ni exigencias. Reconozco que no importan sus caprichos y berrinches. Porque el amor es fuerte. 

Un sutil aroma a su fragancia, a su piel, me vuelve a mi. Abro los ojos, se ha ido. Su calido recuerdo me abriga. 
Volvera? Volvere? Que digo? 
Si los lazos invisibles del amor se estiran, se arrollan, se tensan pero veras, nunca se rompen. 
Estaran en otros mundos, otras realidades y en otras dimensiones. 
Lo que pierdes siempre vuelve de otra forma. Lo llaman el "eterno retorno". 

La vida es una, como una rueda compuesta de muchos rayos. Como el dial de una radio que va sintonizando diferentes frecuencias. Pero siempre es el mismo momento, el presente. Cambian solo las formas y los paisajes. 

Detrás de esa apariencia de no saber y de no poder, de dudar y de sospechar hay un corazon latiendo, agazapado. Esperando que su mente deje a un lado esa niebla que le impide ver el sol. Cuando el velo se corra y la verdad aparezca, cuando no haya mas excusas, lo ilusorio de su mundo ya no tendra mas sentido. Podra, como la mayoria mirar para otro lado, como distraida o seguir colgada del pincel que pinta en tonos de grises. 

Pero un paso al vacio sera su unica opcion. Sera tan significativo como volver a vivir. 
Buda dijo una vez: "solo tres cosas importan en la vida: la intensidad con que amaste, lo bondadoso que fuiste y la facilidad con que dejaste ir lo que no era para ti" 

extracto de la página Saiku, sol del sur








"Si, puedo amar una piedra, Govinda, así como un árbol y hasta un pedazo de corteza. Son cosas, y las cosas pueden ser amadas. En cambio soy incapaz de amar las palabras. Por eso las doctrinas nada significan para mí; no tienen dureza, ni blandura, ni colores, ni cantos, ni aroma, ni sabor; no tienen más que palabras. Tal vez sea esto mismo lo que te impide encontrar la paz; tal vez sea todo este exceso de palabras. Pues también liberación y virtud, también samsara y nirvana son simples palabras, Govinda. No hay objeto alguno que sea el nirvana; sólo existe la palabra nirvana...
Y hablando francamente, las ideas tampoco me importan demasiado. Más me interesan las cosas..."

Siddharta, Herman Hesse



Me pondré la máscara menos máscara,
mi nombre, el de pila, ese será mi pseudónimo.
Me vestiré, y otros también querrán vestirme.
Al final quedaré desnudo intentando bailar
siguiendo el ritmo del canto del vacío.
Cruzaré el cielo celeste, olvidaré quien soy,
mi máscara , mi disfraz será transparente.
Se me verán los huesos, la sangre,
y hasta los músculos de este cuerpo imaginario.
Observaré caerse las palabras,
y elevarse el ritmo silente de los ecos de la montaña.
Seré un Cóndor, un ficticio Cóndor,
Y las alas del cóndor y las plumas del Cóndor
también serán parte de mi máscara.
No usaré antifaz, usaré mi faz,
Usaré la máscara menos máscara,
aquella que muestra que mi cara son todas las caras.
Me sobrevolarán los tiuques.
En círculos, circundándome en círculos me interpelarán las aves,
y con las plumas del águila , que caerán del cielo como regalo,
construiré un par de alas, también ficticias,
para ir a volar con el pájaro de agua que nada, irresponsablemente,
muy cerca del océano de fuego.
Me pondré la máscara menos máscara,
me vestiré con mi propia piel desnuda,
me convertiré en un espejo,
me perderé camino a la montaña.
Usaré la palabra, y la palabra será también mi máscara,
Emplearé las voces que habitan en mis oídos,
les daré forma, y porque no también, alma.
Me pondré la máscara menos máscara,
pero al final, cuando ya el sol no siga brillando,
cansado de tan vibrante danza,
caerán todas las máscaras, y los intentos de máscaras, las propias y las ajenas
Las transparentes y las opacas, las que reflejan y las que solo hacen ruido.
Cuando el sol se saque su propio disfraz y caiga en el vacío,
Ese día, con mis plumas de cóndor, viajaré cerca del centro de mi mismo,
Y estallaré en el éxtasis del fin del mundo conocido.






"Nací cerca del mar, una serpiente me trajo al mundo entre la arena.
Me dio un nombre y me mandó a vivir.
Conforme caminé por el sendero me encontré con la muerte varias veces y morí en pedazos y ya no me llamaba igual porque yo ya no era la misma.
Cambió mi cuerpo y mi voz, cambió mi mirada y mi corazón, a veces duro, a veces blando.
Y seguí caminando con mis diferentes nombres, con mis diferentes pasos.
Fui mujer venado, mujer humo, mujer musgo, mujer cántaro.
Y mi cabello creció y mis manos se hicieron más hábiles, tanto que pude tejer historias tanto con las gotas de lluvia como con los rayos del sol.
Aprendí a usar máscaras y a sentir culpas y remordimientos, y luego tuve que desaprender todo eso. Recorrí desiertos y floté a la deriva no una vez, sino mil veces. Y en mis naufragios encontré fantasmas que lloraron conmigo.
Y me perdí y me encontré para perderme de nuevo.
Me aferré a cadáveres y me solté de ellos.
Dancé entre las lunas y dormí entre los soles.
Fumé muertes y sembré vidas.
Soñé luciérnagas y viví entre moscas.
Me convertí en mujer águila y abrí las alas.
Fui mujer de manos morenas y sonrisa mestiza.
Me desangre hasta vaciarme para llenarme de nuevo y me llamaron vacía, y me llamaron repleta.
Me defendí del mundo y me hice coyote. Y mostré mis dientes y destacé con mis garras, después lamí mis heridas y aprendí de mis batallas.
Me llamaron salvaje o me llamaron guerrera.
Corrí en cuatro patas hasta entender que no podía escapar de mi y me abracé con fuerza y me perdoné por todo y por nada.
Por la nada y para la nada.
Descuarticé la ilusión de la materia, prendí fuego a los recuerdos y me miré al espejo: Allí estaba yo, mujer niebla, mujer nube, mujer montaña observándose a sí misma hacia dentro"

Texto de Paola Klug



Siempre nueva, singular y sorprendente, la flor que miras.
Pende ante ti en el viento que respiras.
Sola, exclusiva flor, la que contemplas.
Las facciones que reproduce la luna del espejo son tu único,
no existe otro para ti y para los demás.
Observas tu verdad externa en esos rasgos que te devuelve tu vista,
envueltos en la luminosidad matinal o en la penumbra que invade la ventana
y va borrando los contornos del azogue.
Las voces y sonidos que te llegan constituyen certezas que confirman tu presencia en el mundo.
Lo mismo el perfume que te envuelve súbitamente en una esquina
y no adivinas de donde proviene.
Si comprendes lo que te antecede, habrás abierto la puerta a la eternidad de la flor,
del rostro que no graban los espejos, de las voces y perfumes que animan el aire que te rodea.
Y así comenzarás a conocer tu propia eternidad

Fernando Elizalde




Deja las palabras donde están.
Inmoviles, desarmadas.
No le agites los demonios que en ellas duermen
ávidos de despertar.
No hables de lo que eres, ni describas
nada. Preserva lo que en ti y en los demás es intocable.
No dejes que las palabras desfiguren.
Que las palabras mutilen.
Que las palabras vicien.
Que las palabras mientan.
Que las palabras sean piezas
de un juego en el que el desenlace
es el jaque.mate.

Fernando Namora in, "Nombre para una casa", 1984