miércoles, 17 de julio de 2013

Rabindranath Tagore - La cosecha


“El pez es mudo en el agua; el animal, ruidoso en la tierra; el ave cantora en el aire. Pero el hombre tiene en sí la música del cielo, el alboroto del mundo y el silencio del mar”

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Si, aunque los días trastornen mi camino con su polvo ocioso, yo me encontraré con mi Vida interior,
con esa Alegría que se oculta dentro de mi vida. A veces, he vislumbrado sus destellos; y rachas de su aliento me han puesto a veces, un instante, fragantes mis pensamientos.

Sí, yo he de encontrar esa Alegría de afuera, que me oculta el velo de la luz. Y me erguiré en la soledad
desbordada, donde todas las cosas son vistas como por su Creador!

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El incienso anhela desaparecer en aroma, el aroma regresar al incienso. La melodía busca encadenarse al ritmo, mientras el ritmo se recoge en melodía. La idea busca su cuerpo en la forma.La forma su libertad en la idea. El infinito busca el contacto con lo  finito. lo finito su liberación en lo infinito. ¿Qué drama existe entre creación y destrucción...Este incesante vaivén entre idea y forma? La limitación persigue la libertad. Y la libertad busca descanso en la limitación.

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Cuando pensé hacer tu imagen con mi vida, para que los hombres la adoraran, yo te dí mi ceniza y mis deseos, mis ilusiones, mis sueños de colores.

Cuando te pedí que hicieras con mi vida la imagen de tu corazón, para que tú la amaras, tú me diste tu fuego, tu hierro, tu verdad, tu hermosura y tu paz.

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El perfume suspira en el capullo: "Ay, se va el día feliz de primavera, y yo estoy preso en estas hojas cerradas!" -"Espera, pobre perfume. Tu cárcel estallará, se abrirá en flor tu capullo; y tu muerto tú en lo mejor de tu vida, seguirá viviendo la primavera."
El perfume aletea, ahogándose, dentro del capullo y suspira: Ay, las horas se pasan, y yo no sé qué quiero, ni adónde iré!" -Espera, pobre perfume. La brisa de primavera te ha oído ya, y antes que muea el día, sabrás lo que deseas."
El perfume le grita desesperado a su oscuro porvenir: "Ay, quién me ha dado esta vida sin razón? Quién me diría lo que seré?" -Espera, pobre perfume. Ya está llegando la aurora perfecta. Y tu vida se va a unir a la vida total, y vas a saber por qué has nacido."

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La primavera ha entrado en mi cuerpo con sus hojas y sus flores. Toda la mañana están las abejas zumbando en mí; y los vientos ociosos juegan y juegan con mis sombras.
Una dulce fuente mana del corazón de mi corazón; la alegría lava mis ojos como el rocío la mañana; y la vida tremola en todo mi ser, como la cuerda de un laúd.
Amor de mis días sin fin, solitario vagabundo de las costas de la vida, donde se derrama el mar alto; no revolotean alrededor de ti las mariposas de mil colores de mis sueños! No es este eco de mis cavernas oscuras, el eco de tus canciones?
Quién más que tú podrá oír este racimo de las horas, que hoy vibra en mis venas; estos pies alegres que bailan en mi corazón, este clamoreo de vida que bate sus alas inquietas en mi cuerpo?

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Viniste un momento a mí, y yo sentí en tu roce el gran misterio de la mujer que vive en el corazón del universo; la que siempre está devolviendo a Dios su propio río de dulzura; la belleza siempre fresca y joven de la naturaleza, que salta en los arroyos espumantes, y canta en la luz de la mañana, y nutre con olas de anhelo la tierra sedienta; ésa en donde el Eterno se parte en dos, en una alegría que ya no puede contenerse, y se derrama, con dolor, por el amor.

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Me dijo la Nube: "Me voy". La Noche: "Yo me echo en la hoguera de la aurora".
El Dolor me dijo: "Yo me quedo, como la huella de su pie callado".
"Yo me muero llena", me dijo la Vida.
La Tierra me dijo: "Mis luces te besan, en todo, tus pensamientos".
"Pasan los días", me dijo el Amor, "pero yo te espero".
Me dijo la Muerte: "Yo voy remando en tu bote, por el mar"

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Me aferro a mi cuerpo, pobre tabla viva, por la estrecha corriente de mis años terrenales.
Cuando termine la travesía, lo dejaré. Y entonces?
Quién sabe si allí luz y oscuridad serán lo mismo!
La libertad eterna es lo Desconocido, impío en su amor, que aplasta la concha de la perla muda en su cárcel de sombra.
No llores más, ni pienses en los días que fueron, corazón mío! Alégrate, que otros días van a venir, y tu hora está dando, peregrino! Ya es tiempo de que tomes por la senda nueva!
Su rostro perderá el velo, una vez más, y tú lo mirarás con tus ojos!

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Estaba Sanatan rezando su rosario junto al Ganges, cuando llegó a él un Bramin harapiento y le dijo:
"Una limosna a este pobrecito!"
"He dado todo lo que tenía" respondió Sanatan; "lo único que me queda es mi platillo"
"Pues Shiva, nuestro Señor, me ha visitado en sueños, y me ha dicho que viniera" dijo el Bramin.
Sanatan recordó de pronto que había encontrado una piedra preciosa entre los guijarros de la ribera, y que la había escondido en la arena por si alguien la necesitaba.
Le dijo al Bramin donde estaba la piedra, y el Bramin la desenterró pensativo. Y se sentó en el suelo y estuvo meditando en soledad hasta que el sol se puso tras los árboles y los pastores volvieron con los ganados a sus hogares.
Entonces se levantó, se fue despacio hasta Sanatán y le dijo:
"Maestro, lo que quiero es un pedacito de esa riqueza que desprecia todas las riquezas del mundo"
Y echó la piedra preciosa al agua.

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Noche, Noche velada, hazme tu poeta! Déjame entonar las canciones de todos los que, por siglos de siglos, se han sentado en silencio a tu sombra! Súbeme en tu carro sin ruedas que corre silencioso de mundo a mundo, tú, reina del palacio del tiempo, la oscuramente hermosa!
Cuánto entendimiento afanoso ha penetrado mudo en tu patio, y ha vagado por tu casa sin lámpara, preguntándote! Que de corazones, que la mano de lo Desconocido pasó con la flecha de la alegría, han estallado en cánticos que sacudían tu sombra hasta sus cimientos!
Hazme Noche, el poeta de estas almas despiertas que contemplan maravilladas, a la luz de las estrellas, el tesoro que han encontrado de repente; el poeta de tu silencio insondable, Noche!

Govinda, el gran maestro seike, leía, sentado en la roca, las escrituras; cuando Raghunath, su discípulo
orfulloso de sus riquezas, llegó hasta él y le dijo inclinándose: "Te traigo un pobre regalo, indigno de ser aceptado por ti"
 Y lució ante su Maestro un par de brazaletes de oro y piedras preciosas.
El Maestro tomó uno de ellos y lo hizo jirar en su dedo; y las piedras preciosas echaban flechas de luz. De pronto, se le salió del dedo y cayó, saltando por la roca, al agua.
Raghunath dio un grito y se arrojó al río. El Maestro volvió sus ojos al libro. Y el agua aprisionó y oculto su robo, y siguió su curso.
Cuando Raghunath volvió, cansado y chorreante a su Maestro, el día se estaba ya apagando. Anhelante, le dijo: "Si me dices dónde cayó el brazalete, quizás pueda encontrarlo todavía"
El Maestro tomó el otro brazalete, y tirándolo al agua, le respondió: "Allí!"



1 comentario:

  1. Gracias por el blog, es muy lindo. Este post de Tagore, exquisito. Además me atraparon las fotos y las frases. Gracias por la belleza.

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