jueves, 18 de julio de 2013

A los poetas - de Jean Nicolás Arthur Rimbaud (1854 - 1891)




El poeta busca su alma, la inspecciona, la tienta, la aprende. Una vez que la conoce...la cultiva...Es preciso ser vidente, hacerse vidente. Y el poeta se hace viendo, mediante un largo, inmenso y razonado desarreglo de todos los sentidos. Todas las formas de amor, de sufrimiento, de locura, él se busca a sí mismo, ensaya en sí todos los venenos, para guardar su quintaesencia. Inefable tortura en la que se necesita toda la fe, toda la fuerza sobrehumana. ..se convierte en el gran enfermo entre todos, en el gran criminal, el gran maldito y el sabio supremo...porque llega hasta lo desconocido.

El poeta es verdaderamente el ladrón del fuego. Está cargado con toda la humanidad, también con los animales, deberá hacer sentir, palpar, escuchar sus invenciones, si lo que él trae de allá abajo posee forma, él le da forma, si es informe, él lo da informe.
Queda por encontrar un lenguaje, toda palabra siendo una idea...Esta lengua será del alma para el alma... perfumes, sonidos, colores, el pensamiento captando al pensamiento y atrayéndolo hacia sí.

El poeta definirá la cantidad de lo desconocido despertándose en su tiempo en el alma universal. La enormidad convertida en norma absorbida por todos será un multiplicador del progreso. Este porvenir lo veréis. Siempre llenos de números y armonía...Y la poesía no hará que la acción sea rítmica, sino que estará anticipada.

Estos poetas existirán ! Cuando se rompa la infinita servidumbre de la mujer, cuando ella viva para sí y por sí, y el hombre le haya dado su libertad, entonces la mujer será también poeta y encontrará lo desconocido.
Sus mundos de ideas serán distintos a los nuestros?
Ella encontrará cosas extrañas, insondables, rechazables, deliciosas...
nosotros las tomaremos y las comprenderemos. "

Carta de Rimbaud a Paul Demeny, 15 de mayo de 1871.

"Quiero ser poeta y me estoy esforzando en hacerme vidente: ni va usted a comprender nada, ni apenas yo se expresárselo. Ello consiste en alcanzar lo desconocido por el desarreglo de todos los sentidos. Los padecimientos son enormes, pero hay que ser fuerte y haber nacido poeta, y yo me he dado cuenta de que soy poeta. No es en modo alguno culpa mía. Nos equivocamos al decir: yo pienso: deberíamos decir: me piensan. Perdón por el juego de palabras. Yo es otro. Tanto peor para la madera que se descubre violín, y mofa contra los inconscientes, que pontifican sobre lo que ignoran por completo!"

carta de Rimbaud a su profesor Georges Izambard y ahí terminó la amistad entre ambos, porque dicho y hecho, el profesor no entendió nada.


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