viernes, 31 de mayo de 2019

El gesto - Hélene Cixous -Aguila: renacimiento, renovacion

                                      Reproduccion personal de la Obra ¨Ternura¨de Guayasamin


"Pero si el espacio sin límite no me hubiera sido dado entonces, no habría escrito lo que oigo.
Porque yo escribo para..., escribo desde..., escribo a partir del Amor. Escribo de Amor.
Escribir: amar, inseparables. Escribir es un gesto del amor. El gesto.

Cada uno se alimenta del otro y se aumenta con él. Así como el uno no es sin el otro, así Escribir y Amar son amantes y no se despliegan más que abrazándose, buscándose, escribiéndose, amándose.
Escribir: hacer el amor al Amor. Escribir al amar, amar al escribir.
En la Escritura el Amor abre el cuerpo sin el cual la Escritura se marchita. En el amor la letra
se hace carne amada leída, multiplicada en todos los cuerpos y textos que el amor porta y espera del amor. Texto: no el rodeo sino la carne en trabajo de amor.

El amor hace un gesto, hace dos años, un despegue de párpados y el texto salta: está ese gesto, el texto surge de él. Esta ese texto y el cuerpo cobra un nuevo vuelo.
Léeme -lámeme, escríbeme el amor. Ella no se pone en abismo para saturar la abertura temida;
ella celebra sus abismos, los quiere abiertos, desea su sin-fondo, su promesa: nunca nos colmarás,
nunca te faltará el buen vértigo; para tu hambre nuestros sexos sin fin, nuestras diferencias.

Siempre el texto se escribe bajo la dulce coacción del amor. Mi único tormento, mi único temor, es no escribir tan alto como el Otro, mi único pesar es no escribir tan bello como el Amor.
Siempre me viene el texto en relación con la Fuente.
Si la fuente estuviese cerrada yo no escribiría. Y la fuente me es dada. No soy yo. Uno no puede ser su propia fuente. Fuente: siempre ahí. Siempre el destello del ser que me da el Ahí.
Ojalá no pueda dejar de buscar, ojalá escarbe furiosamente con todas mis fuerzas y todos mis sentidos.




Fuente que da el sentido y el impulso a todas las otras fuentes, que enciende la Historia para mí,
pone en vida todas las escenas de lo real, y me da mis nacimientos cada día.
Ella me abre la tierra y yo me lanzo. Ella me abre el cuerpo y la escritura se lanza.
La amada, aquella que está ahí, aquella que está ahí siempre ahí, aquella que no falta, que no se ausenta, pero de quien cada frase
llama a un libro - y de quien cada soplo inaugura en mi pecho un canto, un ahí que no desaparece pero
que yo no "encuentro", que yo no encierro, que yo no "comprendo", un sin-límites para mi sin-límites,
el ser que se da -a buscar-, que suscita y relanza el movimiento que me hace palpitar el corazón,
que me hace levar la tinta y partir de nuevo a buscar más lejos, eternidad inquisidora, incansable,
 insaciable, respuesta que plantea una pregunta, sin-fin.

El amor me da el espacio y el deseo de lo sin-fin. Diez mil vidas no llenan una sola página. Qué desgracia!
Qué felicidad! Mi pequeñez, qué suerte! No conocer el término! Estar en relación con lo más-que-yo! Me da fuerza para querer todos los misterios, para amarlos, para amar su amenaza, su inquietante extrañeza.
El Amor me llega. Su rostro: sus millares de nuevos rostros.

Su mirada, la misma la Eterna, y sin embargo aún no la había recibido nunca. Su voz, cómo oírla, cómo con mis oídos humanos oír la voz que hace resonar diez mil voces. Me impacta. Me toca.
Aquí. Aquí-Ahí. Mi cuerpo es alcanzado. Agitado. Bajo los golpes del amor, tomo fuego, tomo aire, tomo letra. No es que no resista. Él habla y la proferida soy yo."

Hélène Cixous -La llegada a la escritura




El Aguila: renacimiento, renovacion, trascendencia





El águila es un animal espiritual importante en multitud de culturas, desde Oriente a Occidente. Desde el Extremo Oriente hasta el Norte de Europa, el águila es el animal asociado a los dioses del poder y de la guerra. Tiene una historia relacionada con la cultura militar que se extiende a los largo de miles de años. Desde el más poderoso de los dioses del panteón griego, Zeus, al gobierno de los Estados Unidos, el águila ha sido universalmente adoptada como símbolo en prácticamente todas las culturas. Así como el león es el señor de la tierra, el águila es el ser supremo del aire. Como emblema, ondeo sobre los campos de batalla de toda Europa.

En Egipto, el águila (día) y la lechuza (noche) encabezan una serie de opuestos jeroglíficos. 
En el lenguaje de los jeroglíficos, la letra A se representa con la imagen del águila.

Para los chinos el pájaro altivo es vigor, fortaleza; al aparecer sentado sobre una peña simboliza al luchador que aguarda con la visión audaz y la bravura, un combate decisivo. Representa autoridad, fuerza, victoria y orgullo. En China simboliza el principio masculino yang.

El águila corresponde a lo que la doctrina hindú denomina Buddhi: el intelecto, que es el principio informal y trascendente de toda manifestación. Algunas civilizaciones de la India, representan al dios Visnú sobre un cordel con la figura del Águila.

Para los Celtas era el emblema sagrado del Dios más importante de los Druidas “El Todopoderoso” que observaba desde su reino en las alturas los destinos de los hombres. Era el símbolo de renacimiento y renovación. Es el ave más poderosa, vinculada con el Dios Sol, temida y respetada porque también estaba relacionada con los dioses de la muerte. Cuando sobrevolaba el lugar por donde pasaba un ejército, significaba la victoria.

Según Homero, el águila es el cumplimiento de los agüeros más seguros (Ilíada VIII, 247). A  Zeus se le representaba como un águila  en numerosos mitos griegos como el de Ganímedes por ejemplo. Por ello Roma heredó su emblema en las legiones romanas identificandola con el dios Júpiter victorioso. Era la enseña de las legiones, se decía: “un Aquila por legión y ninguna legión sin Aguila”. En general la enseña se componía de un Aquila con las alas desplegadas que mantenía un rayo entre las garras. Así se encuentra confirmado el simbolismo olímpico: el signo de la fuerza de Júpiter se une con el animal que le es consagrado, pues es con el rayo que el dios combate y extermina a los titanes.





Dice la Tradición, que el Emperador Juliano, el “último emperador romano”, en su última noche, antes de morir por una herida de guerra en Persia, tuvo una visión: vio el Águila del Imperio de Roma (signo de Zeus-Júpiter) que volaba hacia Oriente, hacia el Asia, para refugiarse por casi dos milenios en las montañas más altas del mundo (el Himalaya). Tras lo cual, el águila, volvía a Occidente con el símbolo sagrado (la esvástica) en las patas para que el Imperio lo aclamara. Aquí queda explicado el significado del águila nazi portando el signo sagrado de la esvástica en sus patas. De esta forma, el nacional socialismo alemán pretendía hacerse depositario de la Tradición imperial, reivindicando para sí, el derecho de ser legítimo heredero del Imperio Romano y del águila de Zeus-Júpiter.

El águila bicéfala es un símbolo presente en la iconografía y heráldica de varias culturas indo-europeas y mesoamericanas. En Europa, procede del águila bicéfala hitita, llegando a la Edad Media occidental a través de Bizancio. El águila bicéfala tan conocida que aparece en el escudo de armas de Carlos V emperador del sacro imperio entre 1519 y 1558, representa los imperios de Roma y Bizancio: una cabeza mira a Occidente y la otra a Oriente. El águila aparece como símbolo heráldico de muchos imperios y naciones desde Roma hasta Rusia (que tras el paréntesis de 1917 a 1989, ha recuperado el Águila bicéfala), el Imperio Germánico, Polonia, Rumania, Albania, USA, México, España (Hasta el año 1982), etc. En la segunda guerra mundial, el “águila teutónica” fue el temible emblema de la Alemania nazi.



Cuando la Biblia menciona al aguila se refiere al águila dorada. Se considera el águila más veloz de todas, ya que puede alcanzar velocidades que sobrepasan los 225 kilometros por hora.
En la Biblia con mucha frecuencia Dios emplea la figura del águila para referirse a sí mismo como el que cuida, provee y protege a su pueblo: “Como el águila que exita su nidada, revolotea sobre sus pollos, extiende sus alas, los lleva sobre sus plumas, Jehová solo le guió, y con él no hubo dios extraño”. Deuteronomio 32:11-12. “Con sus alas te cubrirá, y de bajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad” Salmo 91:4. En el Salmo 102:5 tiene otra perspectiva : “Tu juventud se renovará como la del águila”. Los primeros cristianos conocieron una antigua leyenda en la que el águila renovaba su juventud al lanzarse tres veces a una fuente de agua pura. Los cristianos tomaron el águila como símbolo del bautismo, fuente de regeneración y salvación.

El águila de San Juan, como símbolo del evangelista, se convierte en heráldica en una parte importante de algunos blasones. No debe confundirse con el águila imperial que aparece en otros muchos como los de los Austrias españoles o los zares de Rusia que derivan del escudo de los emperadores bizantinos. El más conocido de los diseños del Águila de San Juan es el que incorporó Isabel la Católica como soporte a su escudo personal, y más tarde integrada en el escudo de los Reyes Católicos. Lo hizo ya que tenía gran devoción al Evangelista y es anterior a su proclamación como reina. Hay un magnífico tapiz con este blasón en el salón del trono del Alcázar de Segovia.

El águila es una figura heráldica natural femenina, pero como se identifica con el sol y la idea de la actividad masculina, fecundante de la naturaleza materna, el águila simboliza también el padre. Cómo amuleto totémico, el águila es  muy útil a los hombres especialmente, porque les otorga poder, energía y virilidad.

En la iconografía universal el águila y la serpiente aparecen siempre en lucha. Ciertos autores justifican esta conjunción simbólica asegurando que ambos animales son complementarios, más que opuestos, ya que uno representa al principio celeste (del Cielo), y el otro al principio ctónico (de la Tierra).  No en vano en varias culturas nativas se le ha contrapuesto a otro emblema terrenal, el jaguar. Y es que, como afirma Fulcanelli (uno de los más renombrados autores de libros de alquimia), águila significa brillo, claridad, viva luz y antorcha.



Así, ‘hacer volar el águila’ es -según la expresión hermética- encender la luz, liberándola de su envoltorio oscuro y llevándola a la superficie. Por eso que en el esoterismo siempre se la ha considerado un símbolo de trascendencia.

Generalmente asociada con el Sol, y a veces también al rayo y al trueno, los rasgos que más la distinguen son su fuerza y resistencia, y la altura y audacia de su vuelo. Como ‘reina de las aves’ alude a la realeza y a la divinidad desde épocas muy remotas.

Ya en la Antiguedad grecorromana siempre aparecía acompañando las imágenes de Zeus (Júpiter), el padre de los dioses. De allí su utilización en heráldica (escudos y blasones) y numismática (billetes y monedas).

Pero para los romanos también era el alma del soberano que emprendía el vuelo, o le servía de soporte espiritual conforme su cadáver se iba quemando en la pira.

En la Biblia encontramos el águila como imagen del poder divino que todo lo abarca, o del vigor de la fe. El Physiologus (milenario manuscrito redactado en griego por autor desconocido) le atribuye las misma cualidades legendarias del Ave Fénix – mítico animal, capaz de renacer de sus propias cenizas – y de allí su significado medieval como símbolo de renacimiento y bautismo, y su ocasional presencia en la ornamentación de las pilas bautismales.
Incluso a veces se le utiliza conectada con el propio Cristo, especialmente en su faz de revelador de la serpiente, o como símbolo de su Ascensión (por el vuelo).

Así que después de todo tenía sus razones el célebre psiquiatra suizo C.G.Jung cuando, por su lado, decidió relacionarla con la figura y el rol del estricto pero a la vez sustentador padre.

El águila se dice que vuela junto a los dioses, por eso está por encima del bien y del mal.
El espíritu del águila nos enseña a ser meticulosos en nuestro trabajo, a hacer lo que hagamos con profesionalidad y responsabilidad. Y, sobre todo, lo más especial. nos enseña a superarnos, a autocurarnos, a ser libres, a llegar a la divinidad.



Recuerda tener ojo de aguila para descubrir lo mejor de los demas...Y procura dar reflejo de oro a los demas, cuando se miren en tu espejo..

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